
El Papa oficia una santa misa durante su toma de posesión en la basílica de San Juan de Letrán
León XIV se enfrenta a la revolución de la IA que 'juega' a ser Dios
Al igual que su homónimo León XIII —quien enfrentó la Revolución Industrial— Prevost advierte contra las tecnologías modernas descontroladas
El trabajo para forjar un espacio en la regulación de la inteligencia artificial, para el Vaticano comenzó ya hace tiempo con el predecesor de Prevost. Hace 5 años, el entonces Papa Francisco reunió a diferentes líderes religiosos y políticos junto con empresas tecnológicas de alto grado como Cisco o IBM para firmar el Llamamiento de Roma para la ética de la IA.
En su primer discurso oficial a los cardenales, León XIV advirtió sobre los peligros de la IA para la dignidad humana, justicia y trabajo. Dos días después elogió el inmenso potencial de la tecnología, advirtiendo de que requiere responsabilidad para garantizar que pueda utilizarse para el bien común.
Su elección del nombre León, en clara referencia a León XIII –conocido por su defensa de los derechos laborales durante la Revolución Industrial–, deja entrever su intención de actuar como una figura que hará frente a los desafíos sociales que impone la tecnología contemporánea.
«La Iglesia nos pide que miremos al cielo, pero también que caminemos por la tierra según los tiempos», declaró aludiendo a que no había nada inusual en que la Iglesia ofreciera su experiencia en un campo tan futurista.
«La tecnología debe estar al servicio de la dignidad humana»
Aunque en un principio reconoció el potencial transformador de la IA, subrayó la necesidad de asumir una responsabilidad colectiva para que su desarrollo se mantenga alineado con el bienestar social.
Días después, el Pontífice reafirmó su compromiso con un enfoque ético de la innovación. «El progreso técnico debe estar siempre al servicio del ser humano, no al revés», enfatizó.
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Desde el Vaticano, se insiste en que la Iglesia no busca quedarse al margen del debate global sobre inteligencia artificial. «La fe también debe saber caminar al ritmo del mundo», declaró un portavoz de la Santa Sede, aludiendo a la necesidad de participar activamente en la reflexión sobre los límites y posibilidades de la IA.
León XIV también ha pedido que la Iglesia utilice su influencia global, especialmente en el Sur Global, para asegurar un acceso más equitativo a las herramientas tecnológicas, y para evitar que el desarrollo de la IA profundice las desigualdades existentes.