Los obispos de Vic, Menorca, Mallorca y Solsona
Solsona, Mallorca, Vic y Menorca, las diócesis que ignoran a sus feligreses castellanoparlantes
Son los únicos 4 obispados españoles de los 69 que existen que emplean casi exclusivamente el catalán para sus comunicaciones oficiales y sus webs y redes institucionales
En sus páginas web abundan los términos pluralidad, tender puentes, acoger, diversidad... algo que no parecen practicar con sus feligreses castellanoparlantes, ya que solo están disponibles en catalán, una lengua muy digna y muy española, pero que no hablan todos los católicos de Solsona (Lérida), Vic (Barcelona), Menorca y Mallorca. Se trata de las cuatro únicas diócesis de las 69 que hay en España que presentan su página web institucional exclusivamente en catalán, así como la mayoría de sus envíos, comunicaciones oficiales y redes sociales.
Hoy en día existen numerosas, variadas y eficaces herramientas para ofrecer una web en distintos idiomas. De hecho, es muy habitual que las páginas de Internet de cualquier temática o sector estén disponibles en inglés, francés, alemán o cualquiera de los idiomas más comunes. Sin embargo, si un feligrés accede a los portales de alguna de estas cuatro diócesis –para consultar el horario de misas en verano, por ejemplo, algo muy frecuente en estas fechas–, se encontrará con que sólo están disponibles en catalán. En el resto de obispados ubicados en comunidades autónomas donde existen lenguas cooficiales, el castellano convive con naturalidad con el catalán, el vasco o el gallego.
¿Por qué, entonces, esta decisión de las cuatro diócesis por dar la espalda a sus feligreses castellanoparlantes? ¿Por qué no les tiene en cuenta e ignora la realidad de sus fieles? Resulta significativo que, por ejemplo, el obispado de Gerona ofrezca su página web en catalán, castellano y francés. La proximidad de esta provincia con el país galo y el gran número de turistas que recibe cada año hacen plausible esta decisión. El obispado de Vic, con esas mismas circunstancias, tiene su web exclusivamente en catalán. Más allá del debate nacionalista, cabría preguntarse si la difusión de la fe no está por encima de lenguas y culturas.
Cuatro diócesis, cuatro obispos
El perfil de los obispos que pastorean esas cuatro diócesis es variado. Al obispo de Mallorca, monseñor Sebastià Taltavull, se le suele recordar más por sus diatribas nacionalistas y lingüísticas que por otros temas más evangélicos, mientras que monseñor Romà Casanova i Casanova, obispo de Vic, siempre se ha caracterizado por su sensatez y prudencia. De hecho, su diócesis tiene un fuerte arraigo separatista –mucho más, ciertamente, que la balear–, que quedó patente a principios de este mes, cuando el chantaje de los radicales obligó al obispado de Vic a suspender los actos por el patrón de la ciudad. En esa ocasión, monseñor Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, se tuvo que dar media vuelta y no asistir a la conmemoración de los 400 años de la muerte de San Miguel de los Santos, patrono de Vic, por las presiones de los grupos separatistas y de ultraizquierda.
Monseñor Francesc Conesa i Ferrer tuvo la difícil tarea de sustituir, en 2022, al anterior obispo de Solsona, monseñor Xavier Novell, que abandonó el sacerdocio para irse con una mujer. La suya es una diócesis leridana rural, aunque próspera, y con un marcado carácter separatista. Registra uno de los menores índices de participación religiosa de toda España, y su predecesor se significó claramente con el independentismo.
Monseñor Gerard Villalonga Hellín, el obispo de Menorca, también se caracteriza por ser un hombre prudente y cercano. Pastorea una pequeña diócesis que ofrece, por lo general, pocos sobresaltos. Pero, nuevamente, los fieles castellanohablantes de la Iglesia en la isla o los que, sencillamente, quieren acceder a información institucional en español, no pueden. La web de su vecina Mallorca, al menos, ofrece una traducción simultánea de Google al castellano (igual que la posibilita para el alemán, el inglés, el francés o cualquier otro idioma), pero la de Menorca, Vic o Solsona ni siquiera ofrecen esa posibilidad. Se ve que algunos están más interesados en que los fieles aprendan un idioma que en comunicar eficazmente.