El padre Gaetano Nicosia, en una de sus últimas fotos antes de fallecer a los 102 años
Murió a los 102 años de edad en 2017
Gaetano Nicosia, «el ángel de los leprosos» que vivió medio siglo con ellos en Macao, podría ser santo
Arranca la causa de beatificación del salesiano italiano que desarrolló una impresionante labor evangelizadora y asistencial en la antigua colonia portuguesa en China
Pronunciar el nombre de Gaetano Nicosia en Macao (China) produce una mezcla de admiración, respeto, devoción y agradecimiento. El sacerdote salesiano, que falleció en Hong Kong en 2017 a los 102 años de edad, había pasado 48 de ellos –desde 1963 hasta 2011– en Ká-Hó rodeado de un centenar de leprosos, «transformando radicalmente aquel lugar de desesperación en un centro limpio y digno», explica la agencia Fides.
Toda su vida daría para varias películas, y contiene muchos rasgos que recuerdan al otro gran apóstol de los leprosos: San Damián de Molokai, «el belga más grande de todos los tiempos», según una encuesta realizada en 2005 por la cadena de televisión Canvas y el periódico De Standaard. Damián fue canonizado por Benedicto XVI en 2009, y Gaetano Nicosia da ahora sus primeros pasos por el camino que le podría llevar a ser elevado a los altares.
Según ha informado la agencia salesiana de noticias ANS, «con fecha del 16 de julio de 2025, monseñor Sephen Lee Bun Sang, obispo de Macao, publicó el edicto con miras a la apertura de la causa de beatificación y canonización del Siervo de Dios Gaetano Nicosia, nacido en San Giovanni La Punta (Catania, Italia) el 3 de abril de 1915 y fallecido en Hong Kong (China) el 6 de noviembre de 2017, sacerdote profeso de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco, misionero en China, apóstol entre los leprosos».
«Érase una vez, frente a la costa de Macao, una isla que era un infierno», escribió el periodista Salvatore Giannella en 2016, poco antes de que el padre Nicosia falleciera. «Allí vivían unos cien leprosos, medio abandonados a su suerte. Provenían de leproserías cerradas de China. Había hombres, mujeres e incluso niños. Constantes casos de violencia y suicidio entre ellos. La leprosería, a la que solo se podía llegar en barco (pero los barqueros se negaban a desembarcar; las provisiones se arrastraban a tierra con cuerdas), estaba situada cerca de un alto acantilado, y muchos de ellos se habían arrojado. ¿Es que no pueden hacer nada los salesianos?, preguntó el obispo de Macao a la comunidad salesiana. El rector de la comunidad llamó al padre Gaetano Nicosia, un hombre apasionado por los pobres y por Don Bosco, y lo invitó a brindar asistencia integral a los leprosos», prosiguió.
Misionero desde 1935
Era el inicio de una aventura de amor, entrega silenciosa y una generosidad casi infinita que se prolongaría durante medio siglo. Había llegado a China como misionero en 1935. Se convirtió en salesiano de Don Bosco en 1937 y continuó su formación salesiana y sacerdotal en Hong Kong y en Macao, donde fue ordenado sacerdote en 1946.
Gaetano Nicosia recibe la bendición del Papa Francisco en la plaza de San Pedro
Tras diecisiete años de trabajo en las obras salesianas al servicio de la juventud y de los fieles en Macao, Hong Kong y China continental, en 1963 llegó el momento de cuidar a los pacientes afectados por la enfermedad de Hansen –comúnmente conocida como lepra– en los alrededores de Ká-Hó, en Macao. «Estuvo al servicio de ellos y de otros enfermos de lepra durante cuarenta y siete años, sirviendo también a la infancia pobre y abandonada», explica un comunicado de los salesianos.
«Hizo llegar médicos y enfermeras para dar la atención médica adecuada, proporcionó una alimentación sana y variada, se renovaron las casas, se limpió y ordeno el ambiente. Gracias a su compromiso llego el agua potable y la electricidad. Se organizó una granja y un taller para las diversas artesanías, ya que cada uno tenía un trabajo o tarea para llevar a cabo. También se formó un consejo para discutir y tomar decisiones sobre la pequeña comunidad», recoge Asia News.
Convirtió a toda la comunidad
Don Nicosia vivía con ellos, «garantizándoles la dignidad y el bienestar, pero también el anuncio de la fe cristiana: cuando llegó a la leprosería los católicos eran unos quince, pero poco a poco todos abrazaron la fe mediante el testimonio de su vida y su dedicación al catecismo». También abrió una escuela y una iglesia dedicada a Nuestra Señora de los Dolores.
Una mujer saluda afectuosamente a Gaetano Nicosia
En la década de 1970, unos cuarenta leprosos fueron dados de alta porque se habían curado, pero también el resto, unos setenta, poco a poco, regresaron a su vida en el mundo. «Don Nicosia ayudó a muchos ex enfermos a ganarse la estima que aún les faltaba y a reintegrarse en la sociedad», explica Asia News. En 2011, «todos los enfermos se habían curado y la mayoría de ellos trabajaba como maestros, empleados y profesionales».
Según coinciden en señalar todos los que le conocieron, «Don Nicosia fue un sacerdote de gran espiritualidad; confesor y director de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos» hasta su muerte, ocurrida en Hong Kong en 2017, a los 102 años.