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Algunos de los 124 fieles cristianos asesinados en Jaén y que hoy serán beatificados

Mártires de Jaén

Beatifican a 124 mártires de la persecución religiosa republicana: «Fueron asesinados solo por ser sacerdotes»

Fueron asesinados por odio a la fe entre 1936 y 1938 por las fuerzas republicanas: son «ejemplo de coherencia y perseverancia heroica en la fe y en el servicio a los demás», ha subrayado el vicepostulador de la causa

El cardenal Marcello Semeraro ha presidido en la catedral de Jaén la solemne misa en la que han elevado a los altares a 124 mártires españoles que fueron asesinados in odium fidei entre 1936 y 1938, durante la Guerra Civil. «Los curas fueron asesinados solo y exclusivamente por ser sacerdotes. Los laicos fueron asesinados porque veían en ellos el reflejo de la comunidad eclesial», ha expresado el sacerdote Andrés Nájera, vicepostulador de la causa de beatificación.

Los 109 sacerdotes, una religiosa clarisa y 14 laicos fueron asesinados por negarse a renegar de su fe. «La persecución religiosa se extendió por toda la diócesis, excepto en algunos pueblos. La mayoría de estos mártires son, por lo tanto, sacerdotes generalmente dedicados a la actividad pastoral y didáctica. Fieles laicos que fueron encarcelados o bárbaramente torturados y asesinados por el simple hecho de ser sacerdotes o cristianos comprometidos con la fe», indicó Nájera antes de la proclamación.

Entre ellos destacó al de mayor edad, don Manuel Izquierdo Izquierdo, que tenía 83 años «cuando fue arrestado, hostigado y asesinado el 28 de septiembre de 1936», y al más joven, Eduardo Infante del Castillo, presidente de la Juventud de Acción Católica, que «fue asesinado con tan solo 20 años».

El sacerdote ha subrayado también que durante la Guerra Civil hubo numerosos incendios y destrucción de iglesias, capillas, monumentos religiosos, archivos, imágenes sagradas… «Sin olvidar, los asesinatos sumarios sin una pálida sombra de justicia y legalidad. No hay duda que los curas fueron asesinados solo y exclusivamente por ser sacerdotes, veían en los laicos un reflejo de comunidad eclesial».

Por último, antes de desplegarse en la catedral los fragmentos del cuadro de la beatificación con los rostros de los mártires y entrar el relicario con sus restos, ha indicado que estos nuevos mártires son «ejemplo de coherencia y perseverancia heroica en la fe y en el servicio a los demás. Por su muerte por amor a Cristo y defendiendo su fe con fervor, muestran al mundo que la ofrenda de su vida es fecunda y produce inmenso fruto a lo largo de los años de la historia humana».

Cartel de la beatificación

Con la incorporación de estos 124 nuevos beatos, el número de mártires del siglo XX en España reconocidos por la Iglesia católica asciende a 2.254, de los cuales 11 han sido canonizados.

La ceremonia de beatificación, presidida por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, ha tenido lugar en la catedral de la Asunción, en Jaén, con la presencia de varios obispos eméritos de Jaén y de varios familiares de los mártires.

«Murieron perdonando a sus verdugos»

Durante la homilía, el jefe del Dicasterio para las Causas de los Santos subrayó la «providencial coincidencia» de esta beatificación con el Año Jubilar dedicado a la virtud de la esperanza. Y volvió a recordar las palabras del obispo de Jaén en la carta pastoral con motivo de la beatificación: «No fueron héroes, humanamente hablando, ni luchadores teológicos, ni caídos en una guerra de intereses terrenales. Su única arma fue el amor y murieron perdonando a sus verdugos. Este perdón martirial es el fruto más sublime de la esperanza que no se rinde ante el mal».

También recordó las palabras del Papa Benedicto XVI en su encíclica Spe salvi, donde indicaba que en nuestra vida hay muchas situaciones en las que nos pueden bastar las pequeñas esperanzas humanas; sin embargo, hay otras en las que necesitamos algo más sólido y consistente.

Así, «teniendo en cuenta a los mártires beatificados hoy, creo que la respuesta correcta sigue siendo la que nos dejó Benedicto XVI: sufrir con el otro, por los otros. Sufrir por amor a la Verdad y a la Justicia. Sufrir a causa del Amor y con el fin de convertirse en una persona que ama verdaderamente son elementos fundamentales de la humanidad cuya pérdida destruiría al hombre mismo».

Por ello, esta «capacidad profunda de estos modos de sufrir» se ha visto reflejada en las biografías de los nuevos beatos, un testimonio que conmociona por la extrema crudeza con la que fueron ejecutados muchos de ellos. «En este sentido, los mártires beatificados hoy son, sin duda, un modelo de cristianismo. El martirio más elevado de la fe cristiana, porque encarna el amor total a Cristo y a los hermanos, transformando su sufrimiento en redención y la sangre en semilla de evangelización».

Por último, ha elevado una oración para pedir que, a través del ejemplo de estos mártires, podamos sostenernos en la esperanza del amor de Cristo.