Escapularios, tazas o delantales: 'Have a God Time' cumple 10 años llevando la fe al diseño cotidiano

Hace 10 años, Miguel Pérez-Laorga, Adriana Ribó, Belén Candela y Carmen Ramírez decidieron que el diseño podía ser más que estética: podía ser misión. Así nació Have a God Time, un juego de palabras con 'Have a Good Time', donde el 'Good' (bien) se transforma en 'God' (Dios), porque para ellos el bien no es solo un valor: el bien es Dios.

Una marca que usa tazas, camisetas, escapularios, cestas, baberos, pegatinas, cuadernos o incluso delantales para llevar mensajes de fe y esperanza al día a día. Pero no se trata solo de vender productos bonitos con frases religiosas.

Have a God Time viene a demostrar que el diseño puede ser evangelización y que una empresa puede tener la fe en el centro de su modelo de negocio. «No vendemos solo productos, llevamos el Evangelio a la calle, al trabajo, al mercado», resumen sus fundadores.

Combatir «las dos grandes pobrezas de nuestro tiempo»

Ahora, en su décimo aniversario, la marca anuncia un giro estratégico con un compromiso social: el 90 % de las ganancias generadas por sus productos se destinarán a proyectos que combatan «las dos grandes pobrezas de nuestro tiempo»: la pobreza espiritual, que afecta a quienes viven sin fe y sin Dios; y la pobreza material, una realidad que en muchos lugares sigue dejando vidas en la precariedad.

Lo hacen de la mano de la fundación familiar In Mary’s Hands, que trabaja directamente en Liberia ayudando a los más vulnerables. «Cada céntimo, cada esfuerzo está al servicio de los demás», explican. Más que un negocio, Have a God Time se define como una misión, un apostolado que hace «del diseño un servicio, del arte una herramienta de transformación y de la empresa, una vocación».