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02 de mayo de 2024

An Iraqi Christian woman lights candles before a Christmas mass at the Mother Teresa Catholic Church in Basra, Iraq's second-largest city, 340 miles (550 kilometers) southeast of Baghdad, Iraq, Wednesday, Dec 25, 2013.

Una mujer cristiana iraquí en la iglesia de Madre Teresa en Basra, Iraq.GTRES

Cristianos perseguidos

El patriarca caldeo de Irak denuncia que veinte familias cristianas huyen al mes del país

La cifra ha sido comunicada por el cardenal iraquí Louis Raphael Sako, patriarca de la Iglesia caldea

Los cristianos iraquíes, concentrados sobre todo en las ciudades de la llanura de Nínive y en el norte de Irak, siguen abandonando el país «a un ritmo de 20 familias al mes». La cifra ha sido comunicada por el cardenal iraquí Louis Raphael Sako, patriarca de la Iglesia caldea, en una dolorosa reflexión sobre la condición de los cristianos en Irak.

Un éxodo silencioso

En sus declaraciones, difundidas por los canales de comunicación del Patriarcado caldeo, el cardenal recuerda que más de la mitad de los cristianos iraquíes han emigrado en los últimos cinco años, y muchos otros «están en lista de espera».

«Si alguien no quiere que permanezcamos en nuestro país como ciudadanos con igual dignidad díganoslo con franquezaLouis Raphael Sako

En su discurso, el Patriarca caldeo se detiene en los numerosos factores sociológicos, políticos y medioambientales que favorecen el lento y silencioso éxodo de los cristianos autóctonos de sus tierras. La inestabilidad política y social, la inseguridad, la falta de igualdad de oportunidades, la discriminación y las medidas penalizadoras sufridas en el trabajo, la falta de disposiciones legales que protejan la plena igualdad de los ciudadanos, incluidos los cristianos, ante la ley.

Discriminación

En particular, el Primado de la Iglesia caldea pone en tela de juicio la ausencia continua de una ley sobre el estatuto personal de los cristianos, que sigue abriendo el camino a la discriminación sectaria, obligando a todos a regular las cuestiones relativas al estatuto de la persona (como el derecho matrimonial, o la herencia, o la custodia de los hijos) según leyes que se inspiran en la tradición jurídica islámica, y que remiten, directa o indirectamente, a la Sharia.
En su texto, el Patriarca también deplora el uso instrumental de palabras y símbolos religiosos en la propaganda y las controversias políticas.
El Patriarca además, cita como ejemplo algunos casos recientes de corrupción y discriminación de los que ha tenido conocimiento. «Si alguien no quiere que permanezcamos en nuestro país como ciudadanos con igual dignidad», concluye el cardenal iraquí, «díganoslo con franqueza, para que podamos abordar la cuestión antes de que sea demasiado tarde».
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