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20 de abril de 2024

Religiosas en misa

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España pierde mil religiosos al año

La Conferencia Española de Religiosos (CONFER) lo achaca a la secularización, al cambio en el modelo de familia y al descenso demográfico.

El número de religiosos y religiosas en España ha descendido a una media de mil por año y, en la actualidad, suman un total de 33.524, un descenso que la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) achaca a la secularización, al cambio en el modelo de familia y al descenso demográfico.
«La vida consagrada en España está pasando por un momento de reducción en cuanto al número de religiosos que pertenecen a los diversos institutos en España», ha explicado el presidente de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Jesús Díaz Sariego, con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que se celebra este jueves 2 de febrero.
Así, aunque afirma que siguen teniendo vocaciones, «ni mucho menos responden a las que hubo en la década de los 50, de los 60, incluso de los 70 en España». En aquella época podía haber cien novicios cada año en cada congregación grande, mientras que ahora reciben grupos de diez o doce candidatos.

Una radiografía de la vida consagrada

Actualmente, según los datos de CONFER, en España hay 33.524 religiosos, en su mayoría, mujeres (25.531 religiosas frente a 7.993 religiosos); 170 novicias y 67 novicios; y 618 mujeres y 231 hombres en formación. En cuanto a las comunidades religiosas, hay un total de 4.229 (3.048 femeninas y 1.181 masculinas); y 411 congregaciones de distintos carismas que pertenecen a la conferencia de religiosos (303 de ellas femeninas).
En cuanto a las causas de este descenso en las vocaciones, que es «generalizado en Europa», el presidente de la CONFER lo achaca al «proceso considerable de secularización» de la sociedad española que ha pasado de ser una sociedad «católica» a una «mucho más plural en todos los órdenes, en el ámbito religioso, ideológico» y en la forma de «percibir de una forma u otra sociedad».
Asimismo, atribuye esta caída al cambio en el modelo de familia, ya que, según precisa, antes, las familias, más o menos practicantes, transmitían unos valores católicos y había más «familias numerosas», mientras que en la actualidad, hay una «pluralidad de modelos familiares».
«También afecta lo demográfico en cierto sentido, pero no es la única razón, ya no nos movemos tanto en que sea una cuestión de números sino de calidad, de autenticidad. Quizá la sociedad secular no necesite tantas vocaciones sino vocaciones de calidad», ha abundado.
Además, ha precisado que, hoy en día, la sociedad ha asumido ámbitos de la educación, de la sanidad y de la justicia social que habían venido desempeñando, y que siguen desempeñando, los religiosos y religiosas. Ahora, según añade, la sociedad los ha asumido «sin necesidad de contar con los religiosos».

Reorientar su futuro

Si bien, Díaz Sariego ha precisado que esta situación, lejos de desanimarles, les brinda «una oportunidad para hacer una reflexión» y percibir «de otra forma» su futuro y su presencia dentro de la sociedad española, aunque «fieles a lo que implica la vocación de consagrado». «Esto hace que tengamos que reorientar nuestro horizonte siendo fieles a nuestra vida de consagrados», ha puntualizado.
En este sentido, ha puesto de relieve la capacidad de la vida consagrada para percibir lo que la sociedad necesita en cada momento histórico, y ha señalado que, en la actualidad, a pesar de la secularización, el ser humano sigue teniendo «anhelos y aspiraciones» con las que «el evangelio puede conectar».
En este contexto, una de sus preocupaciones es cómo llegar a los jóvenes pues reconoce que «la figura de Jesús de Nazaret hoy día compite con muchas ofertas» y «aunque no ha quedado anulada, sí ha quedado un tanto escondida». Ante esta situación, ha hecho un llamamiento para «volver a transmitir la pasión que implica esta figura».
Por otro lado, Díaz Sariego ha insistido en la necesidad de «reforzar» la formación de los candidatos a religiosos en todas las dimensiones, desde «la afectiva hasta la intelectual», haciendo hincapié en lo espiritual y lo teologal. «Los tiempos a los que vamos requieren a una persona capaz de interactuar con lo diferente, incluso con lo que te cuestiona», ha precisado.
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