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03 de mayo de 2024

Nuestra Señora de Quinche, ante la parroquia de

Nuestra Señora de Quinche, ante la parroquia de san Francisco Javier

Nuestra Señora del Quinche, la Virgen de los sin papeles traída de Ecuador a la que Madrid también le reza

Su nombre le viene, según cuentan, porque el sacerdote jesuita Sánchez Arjona se trajo la talla de Ecuador en avión, dentro de una maleta y no la declaró en la aduana. La imagen en madera fue tallada por Diego de Robles en el siglo XVI

Con las cinco torres de fondo, el madrileño barrio de la Ventilla es un refugio multicultural. Casi no parece la capital, donde no tan lejos de allí las calles rezuman riqueza y exuberancia. Las calles de la Ventilla ciertamente contrastan con los rascacielos y las oficinas del cercano Paseo de la Castellana y la plaza de Castilla. Es una de las fronteras invisibles de Madrid.
Entre las casas de molineros da vida al vecindario la parroquia de san Francisco Javier y san Luis Gonzaga. En la calle de los Mártires de la Ventilla, 34, abrió sus puertas en 1968 este templo regentado por los jesuitas. En medio de un barrio obrero, se convirtió desde ese momento en una obra maestra de la vanguardia abstracta española. Su arquitecto fue Rodolfo García-Pablos, pero participaron en su proyecto escultores como Pablo Serrano, José Luis Sánchez, el maestro vidriero Manuel Molezún y Joaquín Vaquero Turcios.
La parroquia del barrio de la Ventilla

La parroquia del barrio de la Ventilla

Además de ser sede a día de hoy de un centro de formación (con ESO, Bachillerato y ciclos formativos), una comunidad de vida de fe activa, un centro social de atención a migrantes y una casa de atención al emprendimiento y la creación de empleo, es también el hogar en España de la Agrupación Católica Ecuatoriana.
Su patrona –y la de todo Ecuador– es Nuestra Señora del Quinche, también conocida como la Virgen de los sin papeles. Su nombre le viene, según cuentan, porque el sacerdote jesuita Sánchez Arjona se trajo la talla de Ecuador en avión, dentro de una maleta y no la declaró en la aduana. La imagen en madera fue tallada por el maestro español Diego de Robles en el siglo XVI. Esta no es la que cruzó el Atlántico en una maleta, sino que se encuentra en el santuario homónimo, a 46 kilómetros de Quito.
La Virgen de los sin papeles

La Virgen de los sin papeles

Esta advocación a María, cuenta la tradición, nació cuando la Virgen se apareció a unos indios en una cueva y les prometió librarlos de los osos que devoraban a los niños de la tribu. Poco más tarde, cuando Diego de Robles talló la imagen de Nuestra Señora de Quinche, quienes se la habían encargado no le pagaron. Por esta razón, decidió dársela a los indios oyacachis a cambio de unos tablones de cedro que necesitaba. El cacique quedó muy sorprendido al observar que los rasgos de la talla tenía los mismos que aquella mujer que se les había aparecido tiempo atrás en la cueva.
Sus pies se levantan sobre la peana y la gran media luna de plata. Al pueblo ecuatoriano le gusta ver a su patrona siempre de gala. Su color de piel es mestizo, síntesis del alma inca y del español, igual que la del niño, cuyos rasgos también recuerdan a los de los pequeños mestizos de aquellas lejanas tierras.
La Virgen de los sin papeles, custodiada en el santuario de Nuestra Señora de Quinche fue coronada en 1943. Cariñosamente la llaman la pequeñita y en su honor se canta tanto en quechua, jíbaro y en otros dialectos de la región, además de en castellano, desde hace cuatro siglos.
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