Maurizio Patriciello tiene escolta desde que fuera amenazado por la camorra napolitana
Por qué ha llamado el Papa Francisco al párroco amenazado por la mafia napolitana
Don Mauricio Patriciello ha sido amenazado por la Camorra y vive con escolta policial
«Hola, soy el Papa Francisco». La llamada de un número desconocido al teléfono de don Maurizio Patriciello, párroco de Caviano, en la periferia de Nápoles, ha sido un nuevo espaldarazo a su lucha contra la Camorra. En el pasado mes de marzo, tras distintas amenazas, hicieron estallar un explosivo en la puerta de su parroquia y desde entonces vive con escolta.
«La llamada ha durado pocos minutos y me ha dicho que conoce la situación en la que trabajamos y los problemas con la Camorra». Don Maurizio agradece especialmente el hecho de que el Papa esté a su lado y rece por él. «Ha sido una sorpresa, porque nadie me había dicho que podía llamarme el Papa», ha manifestado al diario Avvenire.
La zona donde trabaja este párroco sufre la lucha entre diversos clanes por hacerse con el control del tráfico de droga. Esto lleva a que los explosivos o las ráfagas de ametralladora sean frecuentes y quienes tratan de imponer la legalidad sufren las consecuencias. A todo ello se suma en los últimos meses el asesinato como rito de iniciación para algunos jóvenes que aspiran a formar parte de estas bandas.
Vivimos en barrios problemáticos, que siempre digo que nacieron con el pecado original
Don Maurizio fue uno de los creadores del Comité de Liberación de la Camorra (CLC) del Norte de Nápoles. Una iniciativa que reúne a políticos, asociaciones vecinales y ciudadanos particulares para hacer frente a la criminalidad. Entre sus objetivos está el conseguir que muchos inmuebles ocupados por personajes cercanos a los clanes mafiosos se entreguen a las familias que realmente lo necesitan. Para ello han exigido a las autoridades medidas concretas, que van desde el aumento de agentes en la zona hasta la videovigilancia.
Maurizio Patriciello conversa con el Papa Francisco
El párroco de Caviano asegura que «vivimos en barrios problemáticos, que siempre digo que nacieron con el pecado original». «Aquí vinieron a vivir muchas familias pobres, la mayoría honradas, que en los últimos años se han marchado y han dejado que la Camorra se hiciera con sus casas. Así que poco a poco, si el Estado no se hace fuerte en el territorio, cada vez será más problemático», confiesa don Maurizio.
La iniciativa del Comité de Liberación de la Camorra ha sido seguida también en otras áreas de Nápoles. En la zona oeste, han sido dos párrocos, don Fabio de Luca y don Pasquale di Giglio, quienes junto a un senador y a un mando de la Policía han dado vida a una organización independiente contra la criminalidad. Califican como «inaceptable el condicionamiento diario que crea el clima de inseguridad en la vida de las personas».
Entre las acciones de sensibilización que llevan a cabo estos comités se encuentran las sesiones didácticas en escuelas de la zona. Su objetivo es acabar con la indiferencia con que muchos jóvenes ven la delincuencia en sus barrios, como si fuera algo inevitable. El senador Sandro Ruotolo, implicado a fondo en este desafío, asegura que «la batalla contra la Camorra está ligada profundamente al Empleo, ya que si no liberamos el territorio de la Camorra es imposible que haya desarrollo».
La Fiscalía de Nápoles asegura que los últimos años de pandemia han contribuido al crecimiento de la Camorra, que ha sido capaz de hacerse con el sistema de bonos a las familias más necesitadas. También ha provocado que la venta de droga se realice cada vez más a domicilio y menos en espacios abiertos.
El respaldo del Papa Francisco a este desafío concreto y valiente frente a la criminalidad es importante. Hay muchos párrocos de la zona de Nápoles que han tenido que trasladarse al Norte de Italia por las amenazas. Y es que enfrentarse a la Camorra es jugarse la vida.
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