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03 de mayo de 2024

En su visita apostólica a Hungría, el Papa Francisco también ha aludido preocupado a la baja natalidad europea

En su visita apostólica a Hungría, el Papa Francisco también ha aludido preocupado a la baja natalidad europeaAFP

El Papa, sobre la dictadura argentina: «Querían cortarme la cabeza»

La revista jesuita La Civittá Catolica ha publicado la conversación que mantuvo el Santo Padre con los religiosos de la compañía en su reciente viaje a Budapest

El Papa Francisco cree que aún hay «resistencias terribles» a la aplicación del Concilio Vaticano II y que el peligro en la Iglesia es «es el atraso, la reacción contra lo moderno». Así lo dijo durante una conversación con los jesuitas en su reciente viaje a Hungría y cuya transcripción fue publicada hoy en la revista de la Compañía de Jesús, La Civiltà católica.
«Sé que el Concilio aún se está implementando. Se tarda un siglo en asimilar un Concilio, dicen. Y sé que las resistencias son terribles. Hay un restauracionismo increíble», dijo Francisco. Y agregó: «El flujo de la historia y la gracia fluye hacia arriba y hacia abajo como la savia de un árbol que da frutos. Pero sin este flujo sigues siendo una momia. Yendo hacia atrás, la vida nunca se conserva».
Explicó que el peligro hoy para la Iglesia «es el atraso, la reacción contra lo moderno. Es una enfermedad nostálgica». «Por eso he decidido que ahora es obligatorio obtener la concesión de celebrar según el Misal Romano de 1962 para todos los sacerdotes recién consagrados», añadió.
«Después de todas las consultas necesarias, lo decidí porque vi que esa medida pastoral bien hecha por Juan Pablo II y Benedicto XVI estaba siendo utilizada ideológicamente, para retroceder. Era necesario detener esto, que no estaba en la visión pastoral de mis predecesores», justificó.
El Papa limitó la celebración de la misa en latín con la carta apostólica Traditionis custodes aprobada el 16 de julio de 2021, una medida muy criticada por un sector conservador y tradicionalista de la Iglesia.
El Concilio Vaticano II se desarrolló desde 1962 hasta 1965 e introdujo varios cambios en la Iglesia y en la liturgia para adecuarse a los nuevos tiempos.

Sobre la dictadura argentina

Por otro lado, el Santo Padre ha lamentado las acusaciones que ha recibido sobre sus acciones durante la dictadura militar en Argentina y defendió su inocencia: «Algunos en el Gobierno querían 'cortarme la cabeza'», dijo.
«Algunos en el Gobierno querían 'cortarme la cabeza', y sacaron a relucir no tanto este asunto de –el cura apresado, Franz– Jálics, sino que pusieron en duda todo mi modo de actuar durante la dictadura. Entonces, me llamaron a juicio», recordó el ahora Pontífice en el encuentro con los jesuitas húngaros.
Bergoglio, cardenal y arzobispo de Buenos Aires, eligió responder al interrogatorio en la sede del arzobispado en 2010 –en el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner– y durante 4 horas y 10 minutos respondió a las preguntas de los investigadores.
«Uno de los jueces insistía mucho en mi modo de comportarme. Yo siempre respondí con la verdad. Pero, para mí, la única pregunta seria y bien fundada, fue la del abogado que pertenecía al Partido Comunista. Y gracias a esa pregunta las cosas se aclararon», dijo. Y agregó: «Al final se comprobó mi inocencia. Pero en ese juicio no se habló casi nada de Jálics, sino de otros casos de personas que habían pedido ayuda».
Tras su elección como Papa, Francisco recibió críticas por parte de algunos sectores en su país sobre su supuesto silencio en la dictadura militar (1976-1982) e incluso la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, le invitó a entonar el «mea culpa» por el papel de la Iglesia en ese periodo.
En la entrevista, Francisco habla en concreto de los casos de los padres Franz Jálics y Orlando Yorio, apresados durante la dictadura y de los que en un principio le acusaron de no haber hecho lo suficiente para impedirlo.
«En el barrio en que trabajaba había una célula guerrillera. Pero los dos jesuitas no tenían nada que ver con ellos: eran pastores, no políticos. Pero fueron hechos prisioneros, siendo inocentes. No encontraron nada con que acusarlos, pero tuvieron que cumplir nueve meses de cárcel, sufriendo amenazas y torturas», recordó.
Y agregó: «Luego fueron liberados, pero estas cosas dejan heridas profundas. Jálics vino a verme inmediatamente, y charlamos. Yo le aconsejé ir a ver a su madre a Estados Unidos. La situación era realmente demasiado incierta y confusa». Francisco explicó que después de todo esto «surgió la leyenda» de que había sido él quien los había entregado para su encarcelamiento.
Posteriormente, tras el final de la dictadura, Jálics volvió a Argentina para ver a Bergoglio (incluso oficiaron misa juntos) y también pasó por Roma para visitarle como Papa. «Pero cuando vino a verme al Vaticano, la última vez, vi que sufría porque no sabía cómo hablarme. Había una distancia. Las heridas de esos años pasados permanecían en mi y en él, porque los dos vivimos esa persecución», refirió.

Sobre perdonar al abusador

Francisco también respondió a una pregunta sobre si se puede perdonar a los abusadores: «No es nada fácil. Hoy hemos entendido que la realidad de los abusos es muy amplia: hay abusos sexuales, psicológicos, económicos, con migrantes... Te refieres a abusos sexuales. ¿Cómo acercarnos, cómo hablar a los maltratadores por los que sentimos asco? Sí, estos también son hijos de Dios, pero ¿cómo se puede amarlos? Tu pregunta es muy fuerte».
Y añadió: «El abusador debe ser condenado, en efecto, pero como hermano. Condenarlo debe entenderse como un acto de caridad».
«Hay una lógica, una forma de amar al enemigo que también se expresa de esta manera. Y no es fácil de entender y vivir. El abusador es un enemigo. Cada uno de nosotros siente esto porque nos identificamos con el sufrimiento de los abusados», indicó.
«Incluso hablar con el abusador nos da asco, no es fácil. Pero ellos también son hijos de Dios y se necesita atención pastoral. Merecen un castigo, pero también un cuidado pastoral. ¿Cómo hacerlo? No, no es fácil. Tienes razón», concluyó.
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