El gimnasio donde entrenaba el cardenal Prevost: ​«Tenemos al Papa en mejor forma del mundo»

A escasos metros de la Plaza de San Pedro, un discreto gimnasio romano se ha convertido, sin buscarlo, en parte del relato reciente del Vaticano. Se trata del Omega Fitness Club, donde entrenaba regularmente Robert Francis Prevost, el que desde hace una semana es el Papa León XIV. Alessandro Tamburlani, presidente y fundador del gimnasio, aún habla con emoción sobre todo lo ocurrido en la última semana.

«Es una noticia extraordinaria que nos llenó de alegría. Es una persona de gran humildad, siempre sonriente y disponible para todos. Cuando estaba aquí, se entrenaba con excelente regularidad, a pesar de sus compromisos, que ya eran muy numerosos e intensos en esos momentos», explica Alessandro para El Debate.

Lo recuerda como un hombre sencillo y discreto. «Nunca hizo alarde de nada. Venía, se entrenaba, saludaba al entrar y al salir. Sonreía a todos, pero no era de los que se quedaban charlando. Era reservado, centrado. Buscaba en el deporte una 'vía de escape' de tanto trabajo. Por eso, cuando venía, aprovechaba al máximo el tiempo», detalla el fundador quien, bromeando, asegura que «tenemos al Papa en mejor forma del mundo».

A pesar de que era conocida su pasión por el tenis, en Omega Fitness el entonces cardenal realizaba otro tipo de ejercicio. «Seguía las recomendaciones de nuestros entrenadores. Comenzaba con trabajo cardiovascular: cinta, bicicleta, elíptica… Y, cuando disponía de más tiempo, pasaba a la zona de musculación. Lo que buscaba era estar en forma, sentirse bien. Como todos». «Era una persona humilde y siempre dispuesta a aprender de nuestros entrenadores», puntualiza.

Cuando se le pregunta a Tamburlani si sintió algo especial al verlo aparecer en el balcón de San Pedro como nuevo Pontífice, no duda: «Fue un gran momento de alegría. Nosotros lo conocimos como uno más. El Papa es el referente para todos los católicos y no estamos acostumbrados a verlos como personas como nosotros —o al menos yo no lo estaba—, y ahora pensar que un socio del Omega se ha convertido en el Santo Padre es increíble».