Una persona se lleva la mano a su pierna lesionada

La mejor opción son los geles o cremasFreepik

¿Sabes en qué lesiones debemos aplicar calor y en cuáles es más conveniente el frío?

La aplicación de frío o de calor no forman por sí solos un tratamiento, pero son de gran ayuda como complemento

Es muy común ver el uso del frío o del calor en las personas que sufren alguna lesión o tienen molestias. Es fundamental conocer los casos en los que se debe usar uno o el otro, entendiendo que no constituyen un tratamiento por sí solos. Sirven como complemento, y el incremento notable en la práctica de este método reside en la comodidad que encuentran los pacientes, que no tienen necesidad de acudir a un centro médico.

Tanto el frío como el calor tienen efectos fisiológicos, por ello, es importante saber las diferencias que tienen para poder optar por la mejor opción en caso de lesión.

La primera gran diferencia la marca el riego sanguíneo. El frío produce una disminución del diámetro de los capilares de la zona donde se aplica, lo cual produce una disminución del riego sanguíneo. El calor produce todo lo contrario, según la farmacéutica Isabel Pérez Lahera, aumentando el diámetro de los capilares, aumentando el flujo sanguíneo.

El frío disminuye el dolor y la inflamación, mientras el calor tan solo disminuye el dolor. Además, mientras el calor sirve como sedante y alivio de la fatiga muscular, el frío es capaz de disminuir la contractibilidad muscular.

¿Cuándo aplicar el frío o calor?

La aplicación del frío se recomiendo en los primeros tres días, es decir, cuando la lesión aún está caliente. Dentro de estas lesiones están las sobrecargas, las roturas de fibras, los golpes, las luxaciones y los esguinces o fracturas.

Su aplicación es muy sencilla. Se puede usar una bolsa de hielo o una bolsa de alimentos congelados, como pueden ser los guisantes. En estos casos es fundamental no mantener la bolsa de hielo directamente en la piel para evitar quemaduras por el frío, se puede usar tela.

El calor se puede lograr con mantas eléctricas o sacos de semillas. Se debe emplear en las patologías que aún están frías, como las contracturas, las malas posturas o antes de los entrenamientos físicos.

Independientemente del caso, la mejor opción son los geles o cremas, principalmente por la facilidad a la hora de moldear estos productos en las zonas necesarias.

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