Los menos calóricos son los polos y sorbetes

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¿Es verdad que comer helado ayuda a la digestión? Esto dice una nutricionista

Algunas personas optan por sustituir el helado convencional por polos o granizados, con la intención de elegir una opción más ligera. Pero esta alternativa también presenta inconvenientes

Durante el periodo estival, es común escuchar entre los comensales la sugerencia de tomar un helado tras una comida abundante con el propósito de aliviar la digestión. Sin embargo, esta recomendación carece de fundamento científico. Contrariamente a lo que indica la creencia popular, los helados no favorecen el proceso digestivo.

Así lo afirma con rotundidad Diana Benejama, dietista-nutricionista e integrante de la Comisión de Educación del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa), quien asegura: «No existe ninguna evidencia científica que demuestre que los helados ayudan a hacer la digestión».

Lejos de mejorarla, la ingesta de helados tras las comidas puede incluso dificultar la digestión, según explica la especialista. Esto se debe a que «la mayoría de los helados contienen una alta proporción de grasas de escasa calidad», lo que hace que el aparato digestivo tenga que trabajar más para procesarlos.

Desde la Federación Española de Nutrición (FEN) corroboran esta explicación y señalan que el mito de que los helados son digestivos podría tener su origen en la sensación de frescor que provocan al ser consumidos tras una comida copiosa. Sin embargo, advierten, al igual que Benejama, que dicha impresión no se traduce en un beneficio real para el sistema digestivo.

«El helado es un alimento alto en calorías, por su gran contenido en grasa y azúcar (aproximadamente entre 10 y 25 gramos por 100 gramos de producto, respectivamente), lo que provoca en nuestro organismo una mayor dificultad para hacer la digestión, principalmente debido a las grasas, ya que hacen que el proceso digestivo sea más lento y complicado. Por lo tanto, en vez de favorecer la digestión va a provocar digestiones más pesadas», detallan desde la federación.

Algunas personas optan por sustituir el helado convencional por polos o granizados, con la intención de elegir una opción más ligera. No obstante, esta alternativa también presenta inconvenientes. A pesar de que contienen una mayor proporción de agua, «siguen aportando una gran cantidad de azúcares añadidos, por lo que tampoco sería una buena opción para ayudar a hacer la digestión», advierte Benejama.

Alternativa saludable al helado

Ante esta situación, los expertos recomiendan recurrir a los helados elaborados en casa como una opción más saludable. Esta vía permite seleccionar ingredientes más equilibrados y reducir aquellos menos recomendables. Como propuesta sencilla, la dietista-nutricionista sugiere: «Sería tan fácil como mezclar un poquito de plátano machacado con yogur natural, congelarlo en un molde y, si queremos, bañarlo en chocolate de más del 80 % con frutos secos picados».

Aun así, los especialistas reconocen que renunciar por completo a este tipo de postres durante el verano no resulta fácil. A pesar de ello, insisten en que los helados forman parte de los denominados alimentos ultraprocesados y, por tanto, no deberían ocupar un lugar habitual en nuestra dieta.

«Lo más importante cuando decidamos comerlos es hacerlo de manera esporádica y consciente. Es aconsejable buscar opciones con un mejor perfil nutricional, pero siempre, disfrutando y saboreándolos al máximo, sin sentimientos de culpa ni remordimientos al finalizar», concluye Benejama.

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