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La llegada de la Navidad supone un cambio en las rutinas diariasGTRES

Seis pautas para ayudar a las personas mayores en Navidad, según la psicóloga Alfonsy Díaz

La llegada de la Navidad supone un cambio en las rutinas diarias que puede afectar negativamente a la calidad de vida de las personas mayores, especialmente aquellas con movilidad reducida o que viven en soledad. Las modificaciones en los horarios, el incremento de la actividad en los hogares y la sobreestimulación ambiental son factores que dificultan su integración plena durante estas fechas.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el grupo de edad con más personas viviendo solas corresponde al tramo entre los 70 y los 79 años, con un total de 856.096 individuos. Dentro de este colectivo, las mujeres superan en número a los hombres.

«Las fiestas navideñas suelen estar marcadas por un ritmo menos predecible, con numerosas tareas y compromisos. Para muchas personas mayores, esta inestabilidad puede suponer un obstáculo para sentirse partícipes. Adaptar las celebraciones a sus necesidades favorece su integración y reduce el estrés», ha indicado Alfonsy Díaz, psicóloga de Sanitas Mayores.

Además del desajuste en las dinámicas diarias, estas fechas activan inevitablemente la memoria emocional: «La Navidad evoca recuerdos que impactan en el estado anímico. Mientras algunas personas mayores viven estas jornadas con alegría, otras pueden sentir nostalgia, ansiedad o tristeza. Es esencial hablar con ellas para que puedan compartir cómo se sienten y así contribuir a su bienestar emocional», ha añadido Díaz.

Pautas que suman

Con el objetivo de propiciar un entorno navideño más inclusivo, los expertos de Sanitas Mayores proponen una serie de pautas que ayudan a las personas mayores a participar activamente sin que ello suponga un esfuerzo excesivo.

En primer lugar, se sugiere implicarlas en tareas domésticas adaptadas a sus capacidades. Encargarles funciones concretas, como revisar la decoración, seleccionar los elementos de la mesa o preparar algún plato tradicional, fortalece su protagonismo dentro del núcleo familiar y les permite contribuir sin exponerse a una fatiga innecesaria.

Asimismo, se recomienda acortar la duración de los encuentros festivos y adaptar los horarios. Anticipar las comidas o programar pausas durante los eventos contribuye a evitar la sobrecarga física y mental. Cuando las celebraciones son más prolongadas, disponer de un espacio tranquilo para que puedan retirarse si lo necesitan también resulta beneficioso.

Crear espacios de diálogo en ambientes sosegados es otro aspecto clave. La acumulación de ruido y conversaciones simultáneas dificulta la comunicación, especialmente cuando existen problemas auditivos. Disfrutar de momentos tranquilos para repasar fotografías o rememorar anécdotas favorece la interacción fluida y reduce el sentimiento de aislamiento.

También es aconsejable elegir actividades compartidas que sean fáciles de seguir. Propuestas como juegos de mesa simples, la lectura conjunta o la decoración del árbol permiten una participación adaptada al ritmo y las capacidades de cada uno, fomentando la cohesión familiar sin generar tensión.

Además, es importante tener en cuenta la regulación ambiental. El exceso de estímulos, como luces brillantes, música alta o cambios bruscos de temperatura, puede provocar incomodidad. Por ello, se aconseja moderar el volumen, optar por iluminación estable y mantener una temperatura agradable para evitar malestar sensorial.

No obstante, si a pesar de adoptar estas recomendaciones se perciben señales persistentes de malestar, como apatía, retraimiento o alteraciones del sueño y del apetito, es recomendable acudir a un profesional. En palabras de Alfonsy Díaz: «Se debe buscar ayuda con un especialista, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta». Y ha concluido: «Si se observan señales continuadas de tristeza, retraimiento o cambios en el sueño y el apetito, una valoración temprana detectará si existe un componente emocional que requiera acompañamiento y orientará a la familia sobre las medidas más adecuadas».

Estas orientaciones, enmarcadas en el compromiso de ofrecer una atención integral a las personas mayores, permiten que vivan la Navidad no como una etapa de exclusión, sino como una oportunidad para estrechar vínculos y reforzar su rol activo dentro de la familia.

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