Dormir es una actividad esencial para que cuerpo y mente se recuperen

Los expertos afirman que la cantidad de horas de sueño afecta de manera considerable al aumento o pérdida de pesoGTRES

¿Es verdad que dormir engorda? Boticaria García desmonta el mito

Marian García, conocida como 'Boticaria García', aclara las dudas en el libro Tu cerebro tiene hambre

Reducir el número de calorías de la dieta diaria dando protagonismo a frutas y verduras, beber mucha agua y hacer ejercicio físico son algunas de las claves para adelgazar y mantenerse sano. Sin embargo, existe otro factor que cada día gana peso entre los expertos: el sueño nocturno. Los expertos afirman que la cantidad de horas de sueño afecta de manera considerable al aumento o pérdida de peso. Un estudio de 2010 encontró que entre los que siguieron una dieta restringida en calorías durante dos semanas, los que durmieron durante 8,5 horas perdieron más peso que los que solo estuvieron en la cama durante 5,5 horas.
La doctora Marian García, conocida como 'Boticaria García', explica en su libro Tu cerebro tiene hambre (Ed. Planeta), entre otras muchas cosas, cómo influye las horas de sueño en el hambre y desmonta el mito de que dormir engorda.
Boticaria García explica que es más bien al contrario: «El organismo es capaz de quemar aproximadamente una caloría por kilo de peso y hora de sueño. Tener un sueño de calidad y suficiente cantidad nos ayuda a mantener nuestra salud, lo que, junto a otros factores, facilita la pérdida de peso».

Cómo influye el sueño en el sobrepeso

En el libro, y desde el rigor científico, Marian García explica las cinco causas que más influyen:
Las hormonas se alteran: la falta de sueño puede provocar un desequilibrio en las primeras hormonas que regulan el apetito, aumentando el hambre y disminuyendo la saciedad.
Más almacenamiento de grasa: se ha observado que no dormir bien altera el metabolismo, disminuyendo el gasto energético en reposo y aumentando la acumulación de grasa.
Más estrés: cuando tenemos sueño, es más probable que vivamos estresados y esto nos puede llevar a comer más y peor como mecanismo de afrontamiento. Además, el estrés crónico también puede liberar hormonas como el cortisol, que influyen en la regulación del apetito y en la acumulación de grasa abdominal.
Más ingesta: los estudios han demostrado que las personas que duermen menos tienden a darse algún que otro paseo nocturno a la cocina y acaban comiendo más. Estas personas también tienen más antojos y una mayor preferencia por alimentos dulces y salados.
Menos motivación para la actividad física: cuando tienes más sueño, lo normal es que te falte la energía, la motivación para ponerte las zapatillas. Si tu estilo de vida se vuelve más sedentario y se queman menos calorías, el siguiente paso naturales es aumentar de peso.
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