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Al pelar un plátano, las bacterias pueden transferirse al interior©GTRESONLINE

La razón por la que recomiendan lavar el plátano antes de comerlo

Al pelar, manipular o cortar un alimento la suciedad y las bacterias pueden transferirse al interior

La fruta y la verdura deben formar parte de una dieta saludable. El Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) aconseja, al menos, tres raciones de hortalizas al día (crudas y cocidas) y de dos a tres raciones de fruta.
Para conservar todos los nutrientes de frutas y verduras, los expertos recomiendan dejarlas sin lavar y con la piel intacta hasta el momento del consumo, pero ¿qué frutas hay que lavar a la hora de comérselas? El sentido común lleva a pasar por el grifo aquellas que no se vayan a pelar como fresas, uvas o cerezas. Pero ¿qué debemos hacer con aquellas cuya piel no se come? ¿Hay que lavar la piña, naranjas, mandarinas o plátanos?
Hace unos meses, una información publicada en Huffpost, puso en alerta a los usuarios. Tamika Sims, directora senior de comunicaciones de tecnología alimentaria del Consejo Internacional de Información Alimentaria, afirmaba que se deben lavar toda la fruta, sin excepción con agua corriente, incluso si la idea es tirar la piel a la basura: «Esta es la mejor práctica en la manipulación segura de alimentos y la forma de minimizar la transferencia de suciedad o microbios que pueden estar en la piel al interior de la fruta que se va a consumir».
Al pelar, manipular o cortar un plátano, la suciedad y las bacterias pueden transferirse a la parte comestible de la fruta. Los expertos explican que desde que sale de la tierra hasta que llega a la cesta del supermercado los productos pasan por muchas manos, contenedores y distribuidores y la única manera de garantizar una mínima higiene es lavando el producto.

¿Cómo lavar frutas y verduras?

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición explica la manera correcta de lavar frutas y verduras.
  1. Lávalas bajo el chorro del grifo, aunque vayas a pelarlas, pues así evitas que la contaminación pase del cuchillo al alimento.
  2. Usa cepillos específicos para las superficies de las frutas de cáscara dura (melón, sandía…) o algunas verduras (pepino, calabacín…).
  3. Sécalas con papel de cocina.
  4. Si decides emplear productos químicos (p. ej. lejía), consulta su etiqueta para saber aquellos que se pueden utilizar y ten en cuenta las indicaciones que el operador responsable de su comercialización realiza en su etiquetado para usarlos correctamente.
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