
Mujer con párkinson
Fisioterapia y párkinson: así ayuda a frenar el avance de la enfermedad
Mejora la capacidad física general del paciente, del equilibrio y de la marcha
El párkinson es una enfermedad crónica neurodegenerativa y de avance progresivo, que se caracteriza por una pérdida de las neuronas que producen la dopamina en el encéfalo. Se manifiesta principalmente a través de síntomas como lentitud del movimiento, temblor y rigidez muscular.
Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en el mundo y se estima que el párkinson afecta a cerca de 160.000 personas en España -18.500 en la Comunidad de Madrid-.
Al aumentar la prevalencia del párkinson con la edad, y con el incremento de la esperanza de vida, se prevé que crezca de forma considerable el número de personas afectadas en los próximos años. Un reciente estudio señala que se producirá un aumento de casos del 112 % entre 2021 y 2050.
El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) quiere poner en valor la ayuda que la Fisioterapia puede prestar a las personas con esta enfermedad y mostrar su apoyo a estos pacientes, a sus familiares y acompañantes.
Yeray González, fisioterapeuta del CPFCM explica: «Los objetivos de fisioterapia siempre deben ser realistas, cuantificables, ajustados a las necesidades y metas del paciente, y orientados a la ganancia de funcionalidad y prevención de la discapacidad».

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Hay tres objetivos o beneficios principales que se buscan desde la Fisioterapia en la rehabilitación de un paciente con párkinson:
- Mejora de la capacidad física general (fuerza, muscular, resistencia cardiorrespiratoria, equilibrio, coordinación y flexibilidad).
- Fortalecimiento específico de piernas y mejora del equilibrio.
- Mejora de la marcha.
Para lograrlo, la principal herramienta de la Fisioterapia es el ejercicio terapéutico individualizado y la actividad física.
«Al igual que los pacientes cuentan con una prescripción médica y tienen que tomarse una serie de pastillas de dopamina cada día y la siguen a rajatabla, desde la Fisioterapia hay que educar al paciente y concienciarlo de que debe hacer a diario el ejercicio pautado para producir dopamina de forma natural y así frenar el deterioro de la enfermedad. Con esta premisa, la Fisioterapia actuará en la conservación de la funcionalidad, actuando en el déficit individual de cada paciente para prevenir la discapacidad y, en última instancia, mejorar su calidad de vida», continúa Yeray González.
La Fisioterapia ayuda a cada paciente en las siguientes áreas:
Coordinación y marcha
La alteración en la coordinación de brazos y piernas ocasiona una marcha con pasos cortos y rápidos (conocida como marcha festinante) que aumenta el riesgo de caídas. El fisioterapeuta trabaja la marcha mediante guías auditivas (metrónomo) y visuales (marcas en el suelo), para que actúen otras zonas del sistema nervioso que no están afectadas y el paciente camine de manera más funcional.
Capacidad física general
Hay que actuar en el déficit físico de cada paciente y trabajar especialmente la fuerza muscular, resistencia cardiorrespiratoria, equilibrio, coordinación y flexibilidad.
Postura
Es común que aparezcan alteraciones posturales de la columna vertebral, especialmente una flexión excesiva de la columna torácica (captocormia) con adelantamiento de la cabeza y también una inclinación lateral de la columna (síndrome de Pisa). Se realizan ejercicios activos de enderezamiento/estiramiento de la musculatura de la espalda.
Alcances y agarres
Puesta en práctica de alcances y agarres orientados a la vida diaria del paciente que también van a favorecer ese enderezamiento activo de la columna.
Transferencias
Especialmente en pacientes con estadios avanzados de la enfermedad. Se trabaja mediante la educación en estrategias de cómo realizar estas transferencias (cama, silla, cuarto de baño) de manera eficiente y mediante el fortalecimiento muscular de brazos y piernas.
Equilibrio y prevención del riesgo de caídas
También en fases más avanzadas de la enfermedad, la pérdida del equilibrio y las caídas son comunes, generando gran discapacidad al paciente. La Fisioterapia interviene mediante dos pilares fundamentales: ejercicios orientados específicamente a la mejora del equilibrio y fortalecimiento muscular de piernas.
Prevenir la inactividad
Además del ejercicio terapéutico prescrito por el fisioterapeuta, es imprescindible concienciar sobre la prevención de la inactividad, animando a los pacientes a participar en actividades físicas con impacto social, como programas de ejercicio en grupo o deportes que favorezcan la mejora de la velocidad y la coordinación, como pueden ser el boxeo o el pin pon. El fisioterapeuta deberá adaptarse en esta área a los gustos del paciente para generar adherencia a la actividad y asegurarse de que la va a realizar.
Síntomas no motores
Aparte de los síntomas relacionados con el movimiento, el párkinson va a tener otros, como pérdidas de memoria, depresión, ansiedad, afecciones gastrointestinales, alteraciones del sueño, fatiga o dolor. La Fisioterapia, mediante el ejercicio terapéutico principalmente, va a tener un papel clave.