Existe un determinado colectivo que debe ceñirse a una tasa de alcoholemia 0,0

Un farmacéutico explica por qué no das 0,0 en el test de alcoholemia aunque estés sobrio

Factores que alteran un test de alcoholemia, aunque no consumas alcohol

El consumo de alcohol es uno de los factores de riesgo más comunes en los accidentes de tráfico. Se trata de una sustancia depresora del sistema nervioso central que afecta tanto la aptitud como la actitud necesarias para conducir, aumentando significativamente la probabilidad de sufrir o provocar un siniestro vial. Según explican desde la Dirección General de tráfico (DGT), «en sus primeras fases, el alcohol genera una sensación de euforia que conlleva pérdida de control, disminución de la percepción del riesgo, alteraciones en el comportamiento y deterioro de las funciones psicomotoras, todo lo cual compromete seriamente la capacidad de conducción».

La tasa de alcoholemia permitida en conductores en general es de 0,5 g/l en sangre y de 0,25 mg/l en aire espirado. Como norma general un conductor daría positivo en un control de alcoholemia con dos cervezas, sin embargo, en determinados casos, podría sorprender superar el 0,0 incluso sin haber consumido nada de alcohol.

Álvaro Fernández, farmacéutico popular en redes sociales por su labor divulgativa, explica en un vídeo de TikTok que ciertos alimentos o medicamentos podrían contener pequeñas cantidades de alcohol: «Hay colutorios que pueden llevar hasta un 20 % de alcohol, así que si te has enjuagado la boca recientemente puedes dar positivo» y añade que de la misma manera hay sprays para la garganta irritada que también pueden causar el mismo efecto. Otra forma es si se ha cocinado con alcohol: «La mayoría se va con la ebullición pero no todo». El farmacéutico asegura que «en todos esos casos si te hacen soplar seguramente no des 0,0, que es lo ideal. «Puede pasar que des un ligero positivo aunque no creo que llegues al límite permitido».

Por último, una rara enfermedad conocida como síndrome de autodestilación puede provocar el efecto del alcohol.

Síndrome de autodestilación

El síndrome de autodestilación, también denominado síndrome de fermentación intestinal, es una condición clínica caracterizada por la conversión de los carbohidratos ingeridos en alcohol etílico por parte de microorganismos presentes en el tracto gastrointestinal. Los primeros casos documentados del síndrome se reportaron en Japón entre las décadas de 1950 y 1970.

Según un estudio de la Dr. Sarifa Abdel Halim Elam-Eraso, el organismo es capaz de transformar los azúcares y carbohidratos en alcohol etílico. Se ha sugerido la implicación de diversas levaduras, como Saccharomyces cerevisiae, Candida albicans, Candida tropicalis y Torulopsis glabrata, así como de la bacteria Klebsiella pneumoniae, las cuales han sido identificadas como posibles agentes patógenos capaces de fermentar carbohidratos y producir alcohol.

Según explica el estudio se ha observado una mayor prevalencia de este síndrome en pacientes con comorbilidades como diabetes, obesidad y enfermedad de Crohn; sin embargo, también se han documentado casos en personas sin antecedentes patológicos relevantes.

Síntomas y tratamiento

Este síndrome puede tener repercusiones significativas en la vida del paciente, ya que su cuadro clínico incluye síntomas como vómitos, mareos, pérdida de coordinación, desorientación, síndrome de intestino irritable, confusión mental, fatiga, disartria, cambios de humor, dolor abdominal y sequedad bucal. Además, puede asociarse a manifestaciones psicológicas como depresión, ansiedad, inquietud, pérdida de memoria y dificultades de concentración, las cuales afectan notablemente la calidad de vida del individuo.

El tratamiento de la enfermedad se basa principalmente en las medidas generales y modificación de la dieta que requiere un alto contenido de proteínas y bajo contenido de carbohidratos, azúcares refinados y alimento procesados en su dieta, dado que esto ayuda a equilibrar el hongo en el intestino. Dentro del tratamiento farmacológico la mayoría de los pacientes requieren un ciclo de uno o más de los azoles o polienos.

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