Paula Gª Valverde Fonseca es psicóloga general sanitaria y experta en trastorno mental

Paula Gª Valverde Fonseca es psicóloga general sanitaria y experta en trastorno mental

Entrevista

Paula Gª Valverde: «Hace falta hablar del suicidio con ilusión y esperanza»

En el momento de hacer esta entrevista con Paula G. Valverde Fonseca, psicóloga sanitaria especialista en suicidio, trascienden los resultados de una encuesta que afirma que casi la mitad de los jóvenes españoles ha tenido ideas suicidas en el último año y uno de cada cuatro se automedica.
Los datos, en frío, producen algo más que escalofríos: el mencionado barómetro, que recoge los datos tras las entrevistas a más de 1.500 chavales entre 15 y 29 años, revela que uno de cada cuatro de ellos (el 25 %) consume psicofármacos.
Una realidad que también atrapa a otros grupos poblacionales, como por ejemplo, los más mayores. A día de hoy, 11 personas mueren al día por suicidio en España, una problemática que aborda Valverde Fonseca en forma de guía para «ayudarte a ayudar» en el libro Prevenir el suicidio, que edita Almuzara.
–Parece que el muro de silencio en torno al suicidio se está tirando abajo y ahora todos hablamos más y mejor de este problema…
–Es cierto que ahora se habla más del suicidio, pero no es menos cierto que hay que hablar bien, con información, con conocimiento y sin miedo. Para hablar del suicidio hace falta ilusión, paradójicamente. Es un tema oscuro y doloroso que necesita ser tratado desde la esperanza.
–Una realidad que se cobra la vida de 11 personas al día solo en nuestro país…
–Son 11 registradas en las cifras oficiales como suicidio, pero se sospecha que son muchas más porque detrás de un accidente de tráfico o doméstico que se contabilizan como tal existe otra realidad. Además hay que pensar que no todo el mundo que lo intenta lo consigue, por lo que las cifras son realmente escalofriantes. El suicidio ha estado estigmatizado y la salud mental es la hermana pobre del sistema sanitario.
–Un sistema público donde faltan psicólogos y aunque cambie el color del Gobierno, no parece que mejore
–Es un déficit que se solucionará con inversión pero también con pedagogía. Ir al psicólogo ha estado muchas veces también estigmatizado, como algo parecido a ir al loquero. Faltan medios y faltan recursos. Y los psicólogos no podemos ejercer solo con la carrera, nos exigen hacer un máster habilitante. Pienso que la figura del psicólogo debe estar más introducida en la cultura popular para evitar no esperar a estar realmente mal para plantearse empezar a buscar ayuda.

Hay que convencerse de que no hay que esperar a estar realmente mal para empezar a buscar ayuda

–¿Hay algún denominador común de lo que nos pasa ahora a las personas para explicar este aumento de ansiedades, depresiones u otro tipo de trastornos?
–Es una pregunta muy buena. Yo creo que, por un lado, se notifica y registra más. No me creo que no hubiera este tipo de enfermedades o trastornos en otras épocas, por ejemplo, cuando acabó la Guerra Civil. Pero ahora se habla más de ello, pero es una realidad que ha existido siempre, y por ello le dedico un capítulo en el libro al suicidio a lo largo de la historia. Ahora somos conscientes de que no suele duele lo físico, sino también el alma. Por otro lado, el círculo compuesto por la inmediatez, y por la hiperconexión, que no evita que en realidad nos sintamos cada vez más solos, está haciendo estragos. Es bueno saber qué es difícil poderse preguntar a uno mismo que qué me pasa, porque quizás no estamos preparados para gestionar la respuesta. Y por último, estar preparados a escuchar de boca de alguien, cuando le preguntamos que cómo está, una respuesta sincera donde reconozca que no está bien. Es fundamental ahorrarse 'los consejitos de mierda', porque hace mucho daño pedirle a alguien que está mal que se anime así como así.

La hiperconexión nos hace estar más solos, y eso provoca estragos en salud mental

–¿No estamos dispuestos a hacer ese tipo de tareas con nosotros mismos, porque al estar cada vez más conectados y más entretenidos, evitamos pensar?
–Incluso para preguntarme quién soy yo, genuinamente. Por supuesto que como humanos anhelamos el sentido de pertenencia, pero nos obsesiona tener que encajar a toda costa y pertenecer al grupo. Pero cuando te empujas a algo que no es natural, acabas haciéndote daño. Preguntarse qué quiero de corazón es clave. En salud mental nos encontramos a diario a personas que sufren por querer ser el producto de lo que otros han querido por ellas.
–¿Qué valoración hacéis del plan de salud mental presentado por el Gobierno y en concreto de ese número 024 para atender la conducta suicida?
–Creo que es útil y un avance, todo paso que se dé en esa dirección nos ayuda a llegar a la meta. Pero falta por saber si quienes lo atienden, teniendo en cuenta que hay llamadas muy duras, están bien preparados tanto académica como emocionalmente, y espero que se dediquen también recursos para atender a esos profesionales.
–Si ahora te encuentras un caso que te habla de ideación suicida, ¿qué se debe hacer?
–Evitar los 'consejitos de mierda'. No echar sal a la herida. Cuando alguien nos comunica que está pensando en suicidarse, siempre hay que tomarlo en serio, hay que evitar restarle importancia. Y se puede preguntar directamente, sí. ¿Realmente esto lo dices en serio? La escucha y comprensión es esencial. No podemos quitarle ese pensamiento, pero podemos acompañar. Acompañar para buscar ayuda. Eso puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
–¿Qué papel deben jugar los medios de comunicación en esta problemática?
–Evitar el amarillismo y sobre todo, especular. Leo en demasiadas ocasiones, cuando se trata el suicidio, por lo general de un personaje famoso, que se afirma que estaba en un brote psicótico. No creo que sea verdad. Vamos a intentar distinguir entre una cosa y otra. Mi sugerencia es consultar fuentes oficiales y de profesionales y también el respeto. A la hora de redactar según que detalles, pararnos a pensar en cómo se sentirían sus familiares o amigos a la hora de leer eso.

Una pandemia ya no tan silenciosa

El suicidio anualmente se sobra alrededor de 1.000.000 de vidas en el mundo y se estima que por cada persona que lo consigue, otras veinte lo intentan.

​La salud mental ha estado siempre estigmatizada, lo que provoca que los mitos sobre el suicidio permanezcan. Los expertos recuerdan la importancia de hablar mucho y muy bien sobre el suicidio para poder prevenirlo.

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