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26 de abril de 2024

Mujer recibiendo la vacuna Pfizer-BioNTech

Una sanitaria vacunándoseGTRES

Coronavirus

¿Por qué las vacunas han sucumbido ante ómicron? ¿Qué explica que con tres dosis sigamos infectados?

El aumento de las hospitalizaciones y el impacto de la séptima ola, pese a las altas tasas de vacunación, reabre el debate

Hubo un tiempo que soñamos, según avanzaba la campaña de vacunación y las olas de la covid retrocedían, con alcanzar la tan cacareada inmunidad del rebaño.
España posee unos datos de vacunación que hablan por sí solos de la importante implantación de la inoculación frente al virus. Se han administrado más de 95 millones de dosis. Hay más de 40 millones y medio de personas con la pauta completa. Es decir, el 92,7 % de la población mayor de 12 años cuenta con ella. Sin embargo, llevamos días donde solo se habla de un aumento de las hospitalizaciones, de cada vez más contagios y de una incidencia y presión hospitalaria al alza. ¿Están 'fallando', por tanto, las vacunas ante las nuevas variantes?
Lo cierto es que ante el elevado volumen de reinfecciones en personas inoculadas, es bueno poner sobre la mesa el por qué de esta situación.
Uno de los que ha abordado el debate y ha abierto el melón ha sido el virólogo Luis Enjuanes. A su juicio, las vacunas actuales, entre las que se encuentran las más inoculadas en España, como las de Pfizer y Moderna, «tienen una efectividad en mucosas bajísima» y una «inmunidad en ellas de corta duración» al administrarse por vía intramuscular.
Lo ha dicho en una conferencia celebrada en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) en el contexto del Congreso Anual de Biotecnología (BAC). Enjuanes aseguró que si no se inmuniza localmente en la mucosa donde vaya a infectar el virus, se pierde el 98 por ciento de eficacia de vacunación. «La gente que se ha inmunizado tres veces. No solo es que se infecte, es que amplifica el virus y lo vuelve a diseminar», ha apuntado.

Las actuales vacunas tienen una inmunidad de corta duración en las mucosas por administrarse por vía intramuscularLuis EnjuanesVirólogo del CSIC

Vacuna intramuscular vs intranasal

Enjuanes ha proclamado la utilidad de volver a centrarse en las vacunas intranasales, como la que elabora el CSIC, ya que «si no inmunizas localmente en la mucosa donde vaya a infectar el virus se pierde casi toda la eficacia».
El jefe del laboratorio en el Centro Nacional de Biotecnología del CSIC ha insistido en que las actuales vacunas «son de buena calidad», pero su problema «es la ruta de administración». Lo deseable, ha dicho, es que a partir de octubre, cuando se empiece a poner a la población la cuarta dosis, Pfizer y Moderna cuenten ya con una forma de administración intranasal, así su efectividad «saltaría para arriba con mucha potencia».
El virus, no obstante, ha venido para quedarse. Por eso, Enjuanes entiende que habrá que seguir vacunándose contra el ya que este tipo de coronavirus aprende a diseminarse con facilidad a la vez que se atenúa, como ha demostrado la variante ómicron.
De los siete coronavirus humanos que se conocen, los cuatro primeros están ya muy atenuados y provocan el resfriado común, pero los tres más recientes, en concreto el SARS-CoV-2, se han extendido a más de 560 millones de personas por 232 países.

La población se impacienta

No es difícil así pensar en que la población empiece a perder la fe en las vacunas si la situación epidemiológica actual está lejos de ser la deseada.
En noviembre del año pasado, el virólogo Estanislao Nistal, declaraba a El Debate lo siguiente cuando se discutía sobre la tercera dosis: «Si después de todo el enredo que se ha montado con las vacunas va ahora y resulta que no te protegen de infectarte, a pesar de que te protejan de la enfermedad, el argumento de la tercera dosis se cae por su propio peso. Estas vacunas no son lo mejor para prevenir la infección», declaraba,
Pero es que nadie dijo que fuera fácil. Balbino Alarcón, investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, aseguraba por su parte que «la inoculación de grandes dosis es contraproducente y no tienen sentido».
«Si se fía todo a la vacuna, ¿qué pasará si las nuevas variantes la eluden?», reflexionaba el director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad Zaragoza, Juan José Badiola, en enero.
El experto añadía, en una conversación con este medio, lo siguiente, que más que pensar en nuevas dosis, todo pasaba en elevar las pautas en países aun en vías de desarrollo: «La mejor salida que veo es ayudar todo lo posible a que no haya más variantes. O que sea el menor número posible, porque nadie garantiza que una nueva variante que esté por venir esté especializada en eludir la respuesta de las vacunas».
Ahora, más que nunca, la ciencia necesita encontrar y dar respuestas.
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