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03 de mayo de 2024

derecho a la vidaPatricia santos

El aborto, ¿derecho fundamental en la UE?

El origen de este debate parece situarse en presiones ejercidas desde Francia. Este país ha emergido como una fuerza impulsora para imponer el derecho al aborto en toda la UE

Actualizada 19:42

En el escenario político de la Unión Europea, las cuestiones relacionadas con el aborto o la defensa de la vida humana han sido motivo de intensos debates y discrepancias entre los Estados miembros. En este contexto, este jueves miembros del Parlamento europeo debatirán con representantes del Consejo y de la Comisión Europea la potencial inclusión del aborto en la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE.
El origen de este debate parece situarse en presiones ejercidas desde Francia. Este país ha emergido como una fuerza impulsora para imponer el derecho al aborto en toda la UE. Macron ha decidido que Francia, con su historia de políticas mal llamadas y mal resueltas «progresistas», se convierta en una voz destacada en la promoción del derecho al aborto. A nivel nacional, el reconocimiento pleno de este derecho ha sido objeto de controvertido debate. A pesar de que el aborto está legalizado en Francia desde 1975, no se ha logrado establecerlo como un derecho fundamental en su constitución. En medio de muchas tensiones internas y críticas tanto dentro como fuera del país, la reforma aprobada agrega en el artículo 34 de la Constitución francesa la siguiente frase: «La ley determina las condiciones en las que se ejerce la libertad garantizada a la mujer de recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo». Se ha conseguido mucho, se ha querido blindar por ley el derecho a elegir abortar (la libertad de recurrir a él, que ya existía), pero no se ha aprobado como un derecho estricto sensu, y el matiz tiene su importancia. Sin embargo, mi reflexión de hoy no es jurídica, sino política.
La presión ejercida por Francia en la UE para imponer el derecho al aborto adquiere una dimensión particularmente significativa. El empleo de su influencia política y diplomática para promover una postura común en toda la Unión Europea respecto a este tema ha de leerse como reacción a un contexto internacional más allá de la UE, y que incluye a EE.UU. y manda aviso al resto de Occidente, así como a los países de África y de Asia en tratos con la UE. Ante la repercusión de los previsibles cambios políticos en las próximas elecciones en EE.UU., Francia ha elegido desmarcarse, arrastrando a cuantos pueda, del último movimiento del Tribunal Supremo de los EE.UU. anulando la sentencia Roe vs Wade que legalizaba el aborto a nivel federal.
La postura de Francia también refleja una tensión entre la soberanía nacional y la integración europea. Pondrá de nuevo sobre la mesa el debate sobre el tipo de UE que se quiere establecer: la UE de federal o la UE de los Estados soberanos. Mientras algunos Estados miembros abogan por la autonomía en la toma de decisiones sobre cuestiones éticas y morales, jurídicas y sociales, como corresponde a su peculiar recorrido histórico y cultural, otros defienden una mayor armonización de las políticas en toda la UE, sin dejar espacio a la libertad de cada estado en esas materias.
Este debate subraya las complejidades de la gobernanza supranacional y la necesidad de encontrar un equilibrio entre las legítimas soberanías y la cohesión política necesaria para establecer el mercado interior único. Nos sometemos a la regulación que facilite la libre circulación de mercancías, la libre circulación de capitales, la libertad de establecimiento y de prestación de servicios, y la libre circulación de trabajadores. Las demás libertades fundamentales consagradas en la Carta Magna europea pertenecen a cada Estado, especialmente si tocan cuestiones éticas y sociales sensibles. Defender la vida es defender a la mujer; defender el aborto es atacar la intimidad y la integridad de la mujer en un momento muy vulnerable: en el de la gestación de una nueva vida.
Este jueves tendrá lugar en el Parlamento europeo un primer debate sobre la admisión del aborto como derecho dentro de la Carta Magna de derechos fundamentales de la UE. La votación del documento que apruebe o niegue esa medida se producirá en abril.
En este proceso, la UE debe encontrar su lugar en la subsidiariedad que le corresponde fuera del mercado único. Si De Gasperi, Schuman o Adenauer asistieran al debate de este jueves, no dudarían en promover la defensa del concebido no nacido, la dignidad de sus padres y la libertad de cada Estado en un mismo argumento. Tampoco olvidaremos este debate y su votación los ciudadanos europeos en las próximas elecciones del próximo 9 de junio.
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