
Eutanasia
La subcultura de la muerte
El brutal movimiento en Países Bajos que ya pide aplicar la eutanasia sin justificación médica
Pese a ser el país más permisivo con esta práctica, muchos ciudadanos solicitan que se vuelva aún más laxa para poder terminar con sus vidas aunque no existan los condicionantes actuales
El 5,8 % de las muertes registradas en 2024 en Países Bajos fue por eutanasia. 9.958 decesos por esta causa, un 10 % más que en 2023 y la cifra más alta registrada desde la entrada en vigor en 2002 de la ley que regula esta macabra práctica. Estos son los datos de este país europeo, que prueban el fracaso de la humanidad y del estado neerlandés al permitir que tantas personas acaben con su vida de esta manera.
Este es, precisamente, uno de los países más permisivos con respecto a la eutanasia, hasta el punto de que los menores de 12 años también pueden optar a esta práctica si padecen «sufrimientos intolerables e incurables», algo que en el momento en que se aprobó, en 2023, afectaba a entre cinco y diez niños menores de 12 años al año.
Pese a esta laxa regulación, existen personas que quieren más. En el país existe un clamor proveniente de decenas de miles de personas que quieren que aún más población tenga acceso a la eutanasia. Es el caso de los mayores que, sin afecciones graves, quieren suicidarse y que el Estado lleve a cabo esa práctica.
Aproximadamente 10.000 personas mayores de 55 años en Países Bajos no padecen una enfermedad terminal, pero quieren terminar con sus vidas. Actualmente, las personas pueden solicitar la eutanasia incluso si no padecen una enfermedad terminal, pero solo puede ser concedida y realizada por un médico y debe demostrarse que sufren un sufrimiento insoportable sin perspectivas de mejora ni alternativas razonables.
Estas personas quieren que se flexibilice para que puedan ser beneficiarios del suicidio asistido. En 2024, a casi 400 personas se les concedió la eutanasia por «acumulación de afecciones geriátricas», causa bajo la que pretenden suicidarse ahora un gran número de personas cuyas afecciones son tan comunes como la incontinencia o la artritis, entre otras.
Este Viernes Santo, la fundación proeutanasia NVVE organizó una conferencia sobre un proyecto de ley que propone ofrecer a los mayores de 75 años una muerte asistida sin fundamento médico. Este proyecto, presentado por el partido liberal demócrata D66, va en respuesta a una petición de 2010 que contó con unas 110.000 firmas.
El caso de Bert Jan Jonker
El diario británico The Times publicaba esta semana el caso de Bert Jan Jonker, un hombre de 82 años que fue pastor de iglesia y músico de orquestas. Durante la pandemia de la covid, Bert Jan Jonker sintió por primera vez lo que describe como «la inutilidad del caos»: el cierre de las iglesias, sumado al deterioro de su salud tras una operación cardíaca, marcó el inicio de su declive. Hoy, su esposa Eva, también de 82 años, muestra signos de confusión frecuente, y él ya ha iniciado las primeras conversaciones sobre la eutanasia con su médico de cabecera. «Si no les das color, todos los días son iguales», reflexiona.
«La muerte es abstracta: la muerte es dormir», dijo al periódico británico. «Quiero la eutanasia. Solo quiero dormir y no despertar. Quiero usar la salida de emergencia. Ya no quiero más… y tengo derecho a una muerte digna».
Aunque la eutanasia ha sido debatida intensamente en casos de demencia o sufrimiento psiquiátrico, algunos defensores de esta práctica creen que otros tipos de sufrimiento asociados al envejecimiento también merecen mayor reconocimiento, algo que ha suscitado un intenso debate y que choca de pleno con la ética médica.
A pesar de contar con su esposa, dos hijos y dos nietos, Jonker anhela que la legislación neerlandesa le conceda una salida. «El tiempo es una construcción; todo depende de cómo te sientas», dice. «Fui un predicador apasionado. Fui un violinista apasionado. Eso ya no está. La vida, por sí sola, no tiene sentido; uno tiene que dárselo».