
Jack Russell Terrier acompañado de su dueño
Ley de bienestar animal
El temario del curso para tener perro incluye lecciones como el «lenguaje canino» o «el uso de la correa»
Muchos se preguntan si este curso resolverá realmente los problemas del maltrato y el abandono animal, o si solo añadirá una capa más de burocracia, sin atacar el problema de fondo
Esta semana conocíamos que el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 ha sacado a audiencia e información pública los reales decretos que desarrollan la ley de bienestar animal que tanta polémica suscitó con su tramitación y que a punto estuvo de hacer saltar por los aires el Gobierno de coalición –en aquel momento integrado por PSOE y Podemos– a cuenta de los perros de caza, que finalmente no se incluyeron en el texto.
No obstante, casi dos años después de la entrada en vigor de la norma, muchos de sus puntos permanecían en punto muerto debido a la falta de reglamentos. El anterior director general de Derechos de los Animales, Sergio García Torres, estuvo a punto de aprobarlos, pero el adelanto electoral lo impidió. Con la nueva legislatura, Torres fue relevado por José Ramón Becerra, un perfil más dialogante que el anterior, por lo que se destruyó el trabajo del antecesor para iniciar desde cero los trabajos para desarrollar los reglamentos.
Ley de bienestar animal
Así será el curso obligatorio para poder tener perro: cuatro horas lectivas y examen tipo test
Y en esas estamos en este momento. El borrador de los reales decretos muestra información interesante y práctica para aquellos que cuentan con una mascota en casa, como la obligatoriedad de contar con un seguro de responsabilidad civil o el hecho de que los nuevos dueños deberán superar un curso online y gratuito de tenencia.
Y este es precisamente el punto que más curiosidad genera, ya que a los 9,3 millones de perros existentes en España se van a sumar cada vez más si atendemos a la curva alcista de estas mascotas en nuestros hogares. Este curso será exigido a toda persona que pretenda adquirir, adoptar o recibir en acogida un perro y tendrá validez permanente.
La formación tendrá una duración de unas cuatro horas y será necesario aprobar un examen tipo test para obtener el título. Estará dividido en seis bloques: el primero aborda las cuestiones previas a plantearse antes de tener un perro; el segundo, cómo elegir al animal; el tercero habla de la salud y los cuidados; el cuarto, de fundamentos de manejo, integración en la sociedad y socialización; el quinto sobre los cuidados específicos del cachorro y el perro sénior; y el sexto y último acerca de las responsabilidades y obligaciones del titular.
Dentro de estos epígrafes encontramos puntos llamativos, como «el papel del perro como miembro de la familia» o la convivencia en hogares con niños, personas mayores o dependientes.
Sin duda, dentro del epígrafe de manejo, socialización y convivencia se encuentran las ideas más sorprendentes, como un apartado dedicado exclusivamente a los «conceptos básicos del lenguaje canino». Igualmente, otro de los puntos se emplea a enseñar al futuro dueño el correcto uso de la correa y el modo de paseo o cómo se comporta el animal en sociedad.
¿Bienestar animal o burocracia?
La introducción de este curso ha caído de manera diferente entre la población. Diversas asociaciones de criadores, adiestradores y ciudadanos de a pie han expresado su preocupación por lo que consideran una medida excesiva, paternalista y de difícil aplicación práctica. Además, la obligatoriedad del curso podría acabar convirtiéndose en un filtro que complique aún más las adopciones en protectoras, ya de por sí colapsadas.
Desde el Gobierno se defiende la medida como un paso adelante en la concienciación social. «Queremos evitar abandonos y maltrato desde la raíz», señalan fuentes del Ministerio de Derechos Sociales. Sin embargo, muchos se preguntan si este curso resolverá realmente los problemas del maltrato y el abandono animal, o si solo añadirá una capa más de burocracia, sin atacar el problema de fondo.