Kiruna, SueciaAFP

La gran caminata de la iglesia: Kiruna traslada su símbolo centenario para dar paso a la minería

Suecia reubica una de sus iglesias más emblemáticas en una monumental operación de ingeniería, mientras la comunidad sami expresa su preocupación por el impacto en su territorio ancestral.

Este martes 19 de agosto , Suecia inició la reubicación de la iglesia de Kiruna, una joya arquitectónica de 113 años, considerada por muchos como el edificio más bello del país. La estructura luterana de madera, de 672 toneladas y 40 metros de altura, fue izada sobre una plataforma y comenzó su lento trayecto de 5 kilómetros hacia el nuevo centro urbano de Kiruna, una ciudad situada dentro del Círculo Polar Ártico.

La razón detrás de este monumental traslado es la expansión de una mina subterránea de hierro, operada por la empresa estatal LKAB. La actividad minera ha debilitado el terreno bajo el antiguo centro de la ciudad, lo que ha llevado a un ambicioso proyecto de décadas para reubicar gran parte de Kiruna, incluyendo su emblemática iglesia. La operación ha requerido una inversión cercana a los 500 millones de coronas suecas (unos 45 millones de euros) y ha implicado también la ampliación de carreteras para permitir el paso del convoy de remolques controlados a distancia.

El evento, ha captado la atención nacional. Se espera que al menos 10.000 personas asistan, entre ellas el rey Carlos XVI Gustavo, mientras que la emisora pública SVT transmite en directo esta histórica procesión. La banda KAJ, representante sueca en Eurovisión 2025, ameniza el recorrido con una actuación especial.

Sin embargo, no todos celebran. La comunidad sami, cuyos ancestros han pastoreado renos en la región durante milenios, ha advertido que la expansión minera amenaza las rutas tradicionales de migración de estos animales, lo que podría afectar gravemente su modo de vida.

Además de la iglesia, aproximadamente 3.000 viviendas y unas 6.000 personas tendrán que ser trasladadas, reflejando el profundo impacto social de este proceso de transformación urbana. Aunque la reubicación de Kiruna representa una proeza de ingeniería y planificación, también plantea preguntas difíciles sobre sostenibilidad, derechos indígenas y el precio del progreso.