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Un hombre con una pulsera telemática

Un hombre con una pulsera telemáticaGetty Images/Angela Schmidt

Cómo funcionan las pulseras que protegen a las mujeres de sus maltratadores

Estos dispositivos pueden mostrar si una persona se está saltando la orden de alejamiento que tiene interpuesta con otra

Un error informático en el sistema Cometa, encargado de controlar las pulseras telemáticas para maltratadores, provocó durante varios meses un «vacío informativo» que ha derivado en numerosas absoluciones y sobreseimientos por violencia de género. Así lo advertía la Fiscalía General del Estado en su memoria anual, en la que detalla que los juzgados quedaron sin acceso a los registros de movimientos de los agresores.

El problema surgió tras el cambio de adjudicatario del servicio: hasta 2023 lo gestionaba Telefónica, subcontratando a Securitas Direct, pero el Gobierno lo transfirió a una unión temporal de empresas formada por Vodafone y Securitas. Durante la migración de datos, se perdió la información histórica anterior a marzo de 2024, lo que dejó a los jueces sin una prueba esencial para acreditar incumplimientos de órdenes de alejamiento.

La Fiscalía subraya que esta laguna tecnológica ha tenido graves consecuencias judiciales, ya que las pulseras constituyen una de las herramientas más eficaces para proteger a las víctimas y demostrar los quebrantamientos.

Cómo funcionan estas pulseras

Estas pulseras son llevadas por todos aquellos a los que los jueces imponen una medida o pena de prohibición de aproximación hacia una víctima en casos de violencia de género o violencia sexual.

Consta de varios elementos: por un lado, la pulsera, un transmisor de radiofrecuencia que se coloca en la muñeca o en el tobillo; por otro, un teléfono móvil asociado que porta el investigado y que recibe la señal de la pulsera mediante Bluetooth. A través del GPS del dispositivo, las fuerzas de seguridad pueden geolocalizar en todo momento al portador y detectar si se acerca a las zonas prohibidas. Si se produce un intento de agresión o un incumplimiento de la orden de alejamiento, el sistema genera alertas inmediatas.

Cabe señalar, además, que ese móvil asociado que tiene la pulsera dispone de una aplicación de control no manipulable por parte del usuario que permite la generación de distintas alertas. Así, en el caso de que el móvil y la pulsera dejen de estar emparejados, genera un aviso para localizar ambos dispositivos.

Por su parte, la víctima dispone de otro móvil, el cual recibe alertas visuales o sonoras en caso de que se empareje con el móvil de la pulsera de su maltratador y dispone de un botón del pánico en caso de que ella se viera amenazada. También se activa una alerta cuando el investigado entra en la zona de exclusión establecida, es decir, en los lugares concretos a los que tiene prohibido acercarse: el domicilio, el lugar de trabajo, el colegio o incluso un término municipal.

El sistema distingue entre dos tipos de avisos: alerta y alarma, según el nivel de riesgo que se detecte. Las alertas se generan en situaciones de menor gravedad, mientras que las alarmas se activan cuando existe un peligro inminente para la víctima.

En los casos más graves, el Centro de Control de Medidas Telemáticas de Alejamiento (Cometa) activa los protocolos de seguridad, contacta de inmediato con la Policía y redacta informes que se envían a la autoridad judicial y a la Fiscalía para que adopten las medidas oportunas.

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