Cigarrillos electrónicos
Sin consenso en la COP11 sobre cómo regular los cigarrillos electrónicos y nuevos productos de nicotina
La industria del tabaco sostiene que dispositivos como los cigarrillos electrónicos, el tabaco calentado o las bolsas de nicotina representan opciones menos dañinas que el tabaco convencional
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud mantiene que estos productos siguen siendo perjudiciales y causan adicción
La undécima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco (COP11) concluyó este sábado sin lograr un acuerdo sobre cómo afrontar las tácticas de promoción de los nuevos productos de nicotina, como los cigarrillos electrónicos, por parte de la industria tabacalera, que los presenta como alternativas menos nocivas que el tabaco tradicional.
«A pesar de todos los esfuerzos no se pudo alcanzar un consenso durante esta COP, por lo que el tema pasará a la agenda de la próxima sesión», anunció la presidenta de esta edición, la panameña Reina Roa, durante la rueda de prensa posterior a la clausura del encuentro. La próxima reunión está prevista para 2027 en Ereván, capital de Armenia.
Durante las deliberaciones, surgieron dos propuestas divergentes que obstaculizaron el consenso. Una de ellas proponía medidas más estrictas contra estos productos emergentes, mientras que la otra incorporaba elementos favorables a los argumentos de las empresas tabacaleras, lo que generó divisiones entre los países participantes.
La industria del tabaco sostiene que dispositivos como los cigarrillos electrónicos, el tabaco calentado o las bolsas de nicotina representan opciones menos dañinas que el tabaco convencional. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud, respaldada por estudios de especialistas, mantiene que estos productos siguen siendo perjudiciales y causan adicción.
Los responsables de la Convención Marco recordaron que este debate no es nuevo y que en anteriores ediciones ya se recomendó a los Estados miembros adoptar medidas regulatorias y preventivas. No obstante, el estancamiento actual pone de relieve la dificultad de avanzar frente al creciente peso de la industria en el mercado.
Roa alertó de que «el cambio en el consumo de unos productos a otros nos lleva a no poder cumplir con las disposiciones de la convención marco y no nos va a permitir lograr la debida protección de la salud, al reforzar más un enfoque comercial de la industria».
A pesar de la falta de acuerdo en este punto, los delegados sí lograron consensuar un llamamiento para que los nuevos productos de nicotina, utilizados ya por unos 15 millones de jóvenes en todo el mundo, no sean consumidos ni comercializados en espacios bajo jurisdicción de Naciones Unidas, incluidas sus oficinas locales y regionales.
Por otra parte, la conferencia adoptó una resolución orientada a mitigar los efectos medioambientales de la industria tabacalera. Andrew Black, jefe en funciones del secretariado de la convención, informó que se ha emitido una recomendación para fomentar medidas contra los residuos generados por el tabaco, en particular la contaminación causada por los miles de millones de colillas que se desechan anualmente.
«El artículo 18 de la convención aprobada hace 20 años, que ya menciona esos daños medioambientales, era uno de los menos aplicados de la convención, por lo que nos alegra saber que se ha emitido una enérgica llamada a dedicarle mayor atención», expresó Black.
Según detalló Roa, el texto aprobado solicita que los países desarrollen investigaciones sobre los residuos del tabaco, impulsen campañas de sensibilización, construyan bases de datos nacionales y estudien posibles normativas que regulen la gestión de estos desechos.
«Los daños que ocasionan los productos del tabaco al ambiente son innegables, tanto en su proceso de producción como en el consumo y en sus desechos», recalcó la presidenta de la COP11.