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Manifestantes portan un lazo rojo y pancarta con lema 'Por los derechos de las personas con VIH'Europa Press

España sigue sin bajar de 3.000 nuevos casos anuales de VIH tras 15 años de estancamiento

Un factor clave es la situación de la población inmigrante, que ya representa más de la mitad de los nuevos diagnósticos

España lleva más de quince años sin lograr situar por debajo de 3.000 los nuevos diagnósticos anuales de VIH, un estancamiento multifactorial en el que confluyen el retraso en la detección, la disminución de la percepción del riesgo y la insuficiente educación sexual. Con motivo del Día Mundial del Sida, expertos consultados analizan por qué el país continúa por encima de la media europea en incidencia y señalan posibles líneas de actuación.

En 2024 se registraron 3.340 nuevos casos, una cifra casi idéntica a la del año anterior y similar a la de 2022 y 2021. Aunque estos números son inferiores a los de hace una década –cuando en 2013 y 2014 se superaron los 4.400 diagnósticos–, la tendencia no ha logrado romper la barrera de los 3.000 desde 2009. Según la presidenta de GeSIDA, María Velasco, esta «meseta» tiene diversas explicaciones, empezando por el retraso diagnóstico: muchas personas desconocen que viven con el virus y, sin tratamiento, continúan transmitiéndolo. De hecho, los diagnósticos tardíos han aumentado hasta alcanzar casi el 52 %.

Los datos muestran que la mayoría de los nuevos casos se dan en hombres que tienen sexo con hombres, especialmente entre los 30 y los 39 años. Para Alfonso Cabello, especialista en enfermedades infecciosas, resulta esencial que todas las personas con infección por VIH sean identificadas y tratadas lo antes posible para frenar la cadena de transmisión. Recuerda que la prueba es gratuita y subraya la importancia de reforzar la información sanitaria, ya que la conciencia pública suele despertar únicamente cada 1 de diciembre.

A estos retos se suma la prevalencia de la vía sexual como forma principal de transmisión. Velasco insiste en la necesidad de introducir educación sexual integral en las escuelas y de recordar que la actividad sexual también está presente en edades avanzadas. A su juicio, existe cierta «complacencia social»: los tratamientos actuales son seguros y eficaces, lo que lleva a minimizar el riesgo y a descuidar las medidas preventivas.

Otro factor clave es la situación de la población inmigrante, que ya representa más de la mitad de los nuevos diagnósticos. La implementación desigual de la profilaxis preexposición (PrEP), las barreras de acceso al sistema sanitario y la vulnerabilidad social aumentan su exposición. Muchos inmigrantes adquieren la infección años después de llegar al país, con menor capacidad para negociar el uso del preservativo y un acceso limitado a información preventiva.

Desde Cesida, su secretario general, Oliver Marcos, reconoce avances en el acceso a la prueba y a la PrEP, pero advierte que persisten colectivos vulnerables que desconocen estas herramientas. Para él, la falta de percepción del riesgo es especialmente notable en la población heterosexual y se relaciona con la ausencia generalizada de educación sexual en la sociedad.