Criptomonedas
El mundo de las criptomonedas sigue encontrando su utilidad en esta nueva era digital. Bitcoin y Ethereum lideran las monedas virtuales más demandadas, pero hay otras muchas que fluctúan libremente y han llevado a la ruina a pequeños inversores.
Las plataformas de criptomonedas no pasan por su mejor momento. También hay una selección natural que provoca derrumbes porque necesitan liquidez para mantenerse.
Los bancos mundiales y los gobiernos se quieren unir a la fiesta cripto, pero con monedas más seguras que, por otro lado, los defensores de la libertad económica rechazan por no formar parte de la libertad económica que demandan.
Sam Bankam-Fried es la última víctima de este juego virtual donde todo sube y todo baja sin una razón aparente. Su fortuna se valoraba en 26.000 millones de dólares y ahora se sume en una absoluta bancarrota tras la caída de la compañía de intercambio de criptomonedas FTX.
Este joven de 30 años ingresó el MIT y se licenció en Física antes de convertirse en operador de arbitraje en Jane Street Capital y descubrir en enorme potencial que tenía para las nuevas finanzas.
Bankman-Fried amasó dinero y lo puso en manos del Partido Demócrata al que llegó a donar 40 millones de dólares y a proclamar que donaría mil millones solo para evitar que Donald Trump llegará a la Casa Blanca en 2024.
El tipo que antes de los 30 quiso ser un filántropo y dedicar toda su fortuna a hacer el bien a la humanidad resulta que tenía una exagerada participación en FTX y estaba atado al token FTT. Ahora que las dos cosas han colapsado, SBF, como se le conoce en el mundo cripto, está arruinado.
Un juguete roto de las criptomonedas y de esas criptojuergas contra las que clama la CNMV para que se avise convenientemente a los nuevos inversores que sus inversiones pueden desaparecer del todo en este tipo de nueva economía.
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