Abogada de Aditya
El 'fruto del árbol envenenado', el feroz alegato de la abogada del bromista de la bomba falsa
La jurista se ampara en el modo en el que se obtuvieron los mensajes en un grupo privado de Snapchat
Los hechos son más que conocidos. El 3 julio de 2022 un caza del ejército del aire español despegó para escoltar un avión de Easyjet que cubría el vuelo entre Londres y Menorca tras un aviso de amenaza de bomba en el interior.
La alerta provenía de los servicios de inteligencia de Reino Unido y se avisó cuando el aparato volaba por espacio aéreo francés. Cuando el avión aterrizó en Menorca la Guardia Civil detuvo al británico Aditya Verma de 18 años.
Snapchat
Verma, desde el aeropuerto de Gatwick, envió un mensaje a seis amigos en su grupo privado de Snapchat adjuntando una foto y donde aseguraba: «De camino a estallar el avión. Soy miembro de los Talibán».
Se enfrentaba a una pena de hasta 18 meses de prisión y a una indemnización para el Ministerio de Defensa de 94.782 euros por el despliegue del avión F-18 y a otra multa de 22.830 euros.
Las imágenes filtradas del juicio desvelan que la privacidad y el derecho a las comunicaciones pudieron ser vulneradas por el gobierno británico. En ellas, se ve al acusado asegurando que todo lo que había pasado en ese grupo de Snapchat no había sido difundido a otras personas.
En otro vídeo se puede escuchar a la abogada defensora expresando sus conclusiones finales tales como «se movió en un ámbito privado» o «el origen de cómo sale esa imagen del grupo privado no se ha probado». La abogada se ampara en la doctrina del fruto del árbol envenenado de 1984, donde el TC asegura que no se deben tener en cuenta las pruebas cuando se han vulnerado derechos fundamentales como la libertad y la intimidad, «como se ha probado que sufrió Aditya».
Si se nos priva de nuestro derecho a la libertad y al secreto de las comunicaciones, no nos queda nada
«No lo ha colgado en Facebook ni en un portal abierto, lo comparte con sus amigos y ellos son los destinatarios, ¿quién tiene autoridad para leer eso?», explicó y añadió que «si se nos priva de nuestro derecho a la libertad y al secreto de las comunicaciones, no nos queda nada, nos dejan vacíos de contenido y eso no se puede admitir».
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