Lecciones de montería
Con la llegada de todos los monteros a sus posturas, los rehaleros y sus canes vinieron hasta las dos zonas de suelta acompañados por mí, como su guía de rehala, para poder realizar dos manos de caza al choque. Abrimos los portones de los camiones, y dimos comienzo a la montería.

Miembros de la asociación Venatio, creada estudiantes de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de la UPM de Madrid
La asociación Venatio, creada por jóvenes estudiantes de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid busca la difusión de la caza y las actividades tradicionales del campo a aquellos que quieran formar parte de ellas, y se organizan diversas actividades como la que hoy venimos a contar.
El pasado 1 de febrero, organizamos por tercer año consecutivo, una cacería colectiva en la que se dio la oportunidad de participar en esta actividad cinegética. Esta montería se realizó en Puebla de Almenara, municipio ubicado en la provincia de Cuenca, cerca del parque arqueológico de Segóbriga.
El principal motivo por el que organizamos este evento es para dar sentido a esta modalidad de caza, buscando que los distintos cazadores que la conforman entiendan el significado de cazar en grupo, la importancia de los perros y sus guías, la seguridad y la sincronización de todos los cabos que hay que atar para que se desarrolle bien la actividad. Sinceramente, creemos que todas las condiciones fueron no solo lección para los nuevos cazadores, sino también para los más experimentados de entre los jóvenes.
En la víspera, se organizó para aquellos que quisieran venir a dormir, una cena a la que acudieron 126 personas, donde pudimos realizar el sorteo pertinente, disfrutar de los amigos y compañeros de cacería, y rememorar las cacerías de los años anteriores.
A la mañana siguiente convocamos a quien lo desease a Misa de 08:15 AM, celebrada por Don Alfonso, sacerdote del Colegio El Prado, donde alguno de nosotros habíamos estudiado. De ahí, fuimos a las 08:30 AM -sí, 15 minutos después- a la junta, allí dimos un buen desayuno para dar energía a los 187 monteros, acompañantes, rehaleros y postores; mientras los organizadores poníamos todo en regla para salir a cazar.
En las instrucciones establecimos un cupo libre de jabalíes y zorros, pidiendo que se respetasen las madres con rayones, y a estos últimos, además de respetar los corzos
Tras el desayuno, aprovechamos para dar las instrucciones de manera minuciosa, dando valor a cada una de las reglas que a veces damos por sabidas. Posteriormente, dimos salida a las armadas, colocando primero los cierres, y posteriormente las traviesas. De la misma forma, se dio a entender la importancia de cerrar bien y en silencio las líneas de posturas, para que la estrategia cinegética pueda maximizar su tasa de éxito, y lo relevante que es que para que algunos cacen, otros tienen que ventear y cerrar zonas menos querenciosas; por eso se llama cacería colectiva. Además, en las instrucciones establecimos un cupo libre de jabalíes y zorros, pidiendo que se respetasen las madres con rayones, y a estos últimos, además de respetar los corzos.
Con la llegada de todos los monteros a sus posturas, los rehaleros y sus canes vinieron hasta las dos zonas de suelta acompañados por mí, como su guía de rehala, para poder realizar dos manos de caza al choque. Abrimos los portones de los camiones, y dimos comienzo a la montería.

(I-D) Lorenzo, Ignacio , Alberto , Rafael, Alberto , Fernando, Antonio | Abajo: Jacobo, Carlos, Eugenio y Luil
Las posturas no tardaron en efectuar los primeros disparos; pero el viento cambió de dirección y los jabalíes empezaron a romper en contradirección de la mano de los perros, dificultando así la ejecución de los lances. Por ello, los puestos que acorde a la cacería del año anterior tenían mejores predicciones, fueron los que tuvieron un peor desempeño, dando así juego a armadas y puestos que en otras situaciones no serían tan fructíferos. De esta manera, se dio valor a lo que previamente contaba.
Hubo bastantes disparos, no fueron excesivos, pero sí se escucharon alrededor de 30 lances diferentes, además de los tres agarres que hubo, entre ellos a un buen navajero que le arrebató la vida a uno de los canes, e hirió a media docena de ellos. Finalmente, se cobraron 12 jabalíes, entre las treinta posturas que había, de los cuales 3 eran muy buenos ejemplares y había 3 hembras que, habiéndolas sopesado, rondaban la centena de kilogramos.
Y hasta aquí y de esta manera, con el sonido de la caracola, dimos fin a la cacería, que no a la jornada, y todos los cazadores ayudaron a los postores y organizadores a sacar los animales abatidos del campo, para poder aprovechar la carne, factor indispensable que da valor ético a esta acción cinegética.
Una vez de vuelta en la junta, los cazadores comimos un buen arroz a «la zamorana» mientras compartíamos nuestros lances y vivencias del día, esperando a que se colocaran los trofeos en su sala correspondiente.
Debo hacer especial mención y agradecimientos a: Alejandro, nuevo montero, que pudo hacerse novio en esta jornada tan especial, rodeado de sus amigos y compañeros; a todos los rehaleros, postores y organizadores, en especial a Lorenzo Gutiérrez, Eugenio Moltó y Carlos Martínez, que han hecho posible que todo saliese bien; y a todos los cazadores y acompañantes que optaron por venir a nuestra cacería.
Por último, quería recalcar las felicitaciones apercibidas por el Alcalde y el primer Teniente de Alcalde del pueblo, pues la actividad que realizamos aparte de generar riqueza cultural genera un beneficio considerable para la zona, siendo los bares, hostales y casas rurales testigos de ello. Y por ello me gustaría agradecer el trato recibido por todos los habitantes del lugar.
- Jacobo Salvador Pérez-Maura Rodríguez-Miñón es presidente de la Asociación Venatio