El renuevo

Sabemos que comprometerse, renunciar o pasar incomodidades no está de moda, y que la caza no es el camino más descansado, pero sí muy gratificante y precioso

Act. 30 abr. 2025 - 11:17

Nueva generación de cazadores

Nueva generación de cazadoresCedida por Montea Media

Cuando se habla de futuro, la poco prometedora realidad puede hacer caer en el pesimismo. El número de cazadores disminuye rápida y considerablemente. Siempre pensé que la falta de afición sería determinante, pero hace poco leí un artículo que puede haber cambiado mi opinión. Un muestreo realizado a nivel peninsular obtiene unas cifras demoledoras. La falta de afición afectará, pero no será el único motivo, como creía…

En los últimos cincuenta años, los cazadores se han reducido a la mitad. El envejecimiento influye; la mayoría de la muestra está entre los 61 y los 70 años. Además, se ha reducido un 89 por ciento la incorporación de gente joven al colectivo. Este dato, que, por cierto, es extrapolable a muchas otras cofradías, nos confirma que estamos en caída libre y que, en gran medida, es porque no hay renuevo…

Un buen ejemplo es la situación que me cuenta un amigo que vive por la Selva del Camp, en Tarragona, donde la población de cochinos crece descontrolada. Todos los años me anima a ir con la rehala porque allí no hay casi presión cinegética. Las cuadrillas se extinguen y no hay relevo. Triste realidad nacional…

¿Por qué ocurre esto? No soy sociólogo y me dejaré múltiples causas, pero comparto algunas desde mi punto de vista.

Es un hecho que la caza, socialmente, está mal vista. En el mejor de los casos, no se comprende. Y en el peor, se ataca. La rehala no se escapa de esta mala percepción. Esta mala connotación hace que, en algunas ocasiones, haya niños señalados por tener esta afición. Esto también atañe a los adultos, que, a veces, en determinados ámbitos, prefieren ocultar su pasión antes que significarse. En el caso de los más jóvenes, hay que tener personalidad para poder escapar. Lo más normal es tratar de pasar desapercibidos y, sin condenarlo en casa, optar por otros gustos.

Foto antigua de un cazador junto a sus perros

Foto antigua de un cazador junto a sus perrosCedida por Montea Media

Vivir la caza y la rehala desde pequeños allana mucho el camino

Hay otros factores que influyen en la afición de los cadetes. Vivir la caza y la rehala desde pequeños allana mucho el camino. Se empieza por el amor al campo, el conocimiento de las bestias que lo habitan y la relación con las gentes que lo pueblan. Si, además, ese camino se recorre con un perro, mejor. Pero no es fácil. Esta sociedad tan urbanita, desapegada de lo rural, le pone muy difícil a los padres, poder dar suficientes horas de campo de calidad a los aspirantes. Tampoco es fácil darles la oportunidad de que se críen con un perro. Entre el vertiginoso ritmo de vida que llevamos, lo caro que es y la cantidad de agotadores requisitos que se piden, se ha convertido en un lujo de difícil acceso.

Unido a lo anterior, está la contraoferta de ocio urbana, infinita y mucho más confortable que la del campo. No pasas frío. La lluvia no te cala. Tampoco requiere renunciar a otros planes. Ya sabemos que comprometerse, renunciar o pasar incomodidades no está de moda, y que la caza no es el camino más descansado, pero sí muy gratificante y precioso. Si a este confort se suma el excesivo miramiento con el que a veces cuidamos a nuestros hijos, conseguimos, sin querer, alejarlos aún más de la naturaleza.

También hay elementos que no dependen de nosotros, ajenos y globales. La feroz oposición o la ideología woke lanzan una propaganda muy agresiva y que cala profundamente. El daño reputacional es enorme y, claro, nadie quiere formar parte de un grupo apartado.

Estos ingredientes alejan a muchos jóvenes de tomar estos derroteros. Debemos hacer frente desde pronto, con formación e información, creando contenidos de calidad, cuidados y bien razonados. Sobre la base de la tradición y el respeto, tenemos que enseñar qué hacemos, cómo lo hacemos y qué aportamos a la sociedad. Así demostraremos de una manera natural y objetiva que lo que algunos quieren hacer creer está muy alejado de la verdad.

Las nuevas generaciones deben saber que la caza es necesaria y que la rehala es tradición y parte de la historia y cultura de España. Ambas son esenciales para controlar ecosistemas. Que el verdadero cazador es el mayor ecologista y que el perrero cuida con mimo, todos los días del año, a sus fieles. Así, ayudan a las reses montunas, invierten en tratamientos veterinarios para la mejora de su hábitat, aportan agua y alimentación extra, gestionan plagas…

Al final, cada persona forjará su opinión, pero que al menos sea de manera racional e informada, y no por lo que se imponga desde el fanatismo. Cuando se repite tanto una misma idea, el riesgo es acabar creyéndola. Y si todos pensamos igual, ¿quién piensa? Hagámonos esta pregunta...

Siempre sale el sol. La muestra utilizada supone el 2,2 por ciento del PIB en la península ibérica. El impacto económico de la caza, a veces en zonas poco pobladas, es muy importante, como también lo es el político. Un posible cambio de voto, normalmente en bloque, puede tener serias implicaciones para un gobierno.

Ojalá los distintos partidos tomen conciencia del importante papel que desempeñamos. Siempre harán falta un cazador y un perrero, aunque ellos aún no lo saben.

Diego Gómez-Arroyo Oriol es perrero

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