Personalidades políticas firmantes del acuerdo UE-Mercosur, en Montevideo (Uruguay), en diciembre de 2024
Las promesas de la UE para convencer del acuerdo con Mercosur, que ya apunta a su fecha de comienzo
La Comisión Europea ha engranado la directa para ratificar el acuerdo de libre comercio del bloque comunitario con los países del Mercosur (Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil).
El ente del viejo continente ha implementado una doble vía para que el texto, que pretende crear la mayor zona de libre comercio del mundo con un mercado de más de 700 millones de consumidores, entre en vigor en el apartado comercial lo antes posible tras recibir la aprobación del Consejo y del Parlamento Europeo.
Bruselas ha destacado importantes concesiones para acabar con el rechazo de Francia y Polonia, grandes detractores de la alianza por las implicaciones que podría tener la misma el entorno agroalimentario.
Estas promesas se centran en la protección de los productores de los estados miembro mediante cláusulas de salvaguardia que amparen a sectores sensibles, como la carne de vacuno y las aves de corral. La Comisión ha trasladado que se limitan las importaciones en un 1,5 % de la producción comunitaria de carne de vacuno y del 1,3 % para las aves de corral. Y lo más destacado, establecen salvaguardias que se activarían si se detecta un incremento del 10% de las importaciones o hundimiento del 10% en los precios europeos en origen.
Fuentes de la Comisión Europea apuntan a la separación del texto en dos para que el capítulo comercial, qué únicamente ha de ser aprobado en el Consejo y el Parlamento Europeo, eche a andar «en el tramo final de 2025 o al inicio de 2026, en un plazo de tres a cinco meses» de manera provisional.
Los compromisos revelados por la Comisión para convencer a Francia y Polonia no calan en el campo español, cuyo rechazo frontal choca con el visto bueno del Gobierno de Pedro Sánchez a las directrices de Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea: «Quieren resolver el mal acuerdo para solucionar la crisis arancelaria con EEUU con otro mal acuerdo. Al final, la moneda de cambio es la misma, el campo europeo», lamenta en conversación con El Debate Pedro Barato, presidente de Asaja.
«La experiencia que tenemos del acuerdo con Marruecos nos dice que las cláusulas de salvaguardia no sirven para nada porque nunca se han aplicado. Da igual el contingente que haya si no sabemos ni los kilos de vienen de cada cosa», apunta Miguel Padilla, secretario general de COAG.
José María Castilla, director de la oficina de Asaja en Bruselas, considera que la fórmula empleada por la Comisión es «una usurpación de las competencias del Consejo, el Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales. Al separar la parte comercial –que la Comisión aplica de inmediato– de la parte política, se deja en suspenso lo único positivo del acuerdo: la obligación de cumplir con los compromisos climáticos de París, la normativa de deforestación o las reglas de carbono en frontera».
Según han indica fuentes de la Comisión a este diario, una de las principales novedades para la ratificación es que el acuerdo contará con un con un acto jurídico que permitirá que la UE pueda intervenir ante posibles distorsiones del mercado como consecuencia del trato comercial.
El discurso de la Comisión, que crispa aún más a los productores españoles; «Lo que Von der Leyen quiso hacer y no pudo por las manifestaciones masivas del 2024 lo va a hacer deprisa y corriendo. Los principios europeos y nuestra soberanía alimentaria peligran», asevera Barato, ha sido bien recibido desde Francia, principal nación contra esta unión: «Es un paso en la dirección correcta», ha afirmado Laurent Saint-Martin, ministro de Comercio de Francia, que ha insistido en que proteger a sus agricultores es innegociable. «Esta es la postura que defiende Francia. La Comisión nos ha escuchado y ahora evaluaremos lo que se propone para preservar la agricultura francesa», ha remarcado.
La Comisión ha prometido avances en iniciativas complementarias, incluidas medidas para la posible armonización de las normas de producción en materia de plaguicidas y bienestar animal aplicables a los productos importados. «Cómo van a garantizar las cláusulas espejo, si hasta Brasil ha reconocido en un estudio que ni ellos mismos puede controlar la administración de antibióticos al ganado para estimular su crecimiento», condena Barato.
Las estimaciones de la Comisión cifran que las exportaciones agroalimentarias de la UE al Mercosur crecerán casi un 50 %, ya que el acuerdo reduce los elevados aranceles sobre productos agroalimentarios clave de la UE, en particular el vino y las bebidas espirituosas (hasta un 35 %), el chocolate (20 %) y el aceite de oliva (10 %). «Otro tipo de actividades económicas de la UE se van a beneficiar de la entrada en estos países, pero está claro que la agricultura vuelve a ser la sacrificada», concluye Padilla.