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04 de mayo de 2024

Un avión vuela junto a la Luna la semana pasada

Un avión, con la Luna de fondoGTRES

Espacio

El misterioso objeto que va camino de impactar contra la Luna y del que nadie se hace cargo

China niega que el aparato, que previsiblemente se estrellará contra el satélite en marzo, le pertenezca tras haberle sido atribuida su propiedad

Ni de SpaceX ni ahora, según parece, de China. O eso aseguran desde el país asiático. El objeto espacial detectado a finales de enero por el astrónomo Bill Gray que va camino de impactar contra la Luna no tiene por el momento dueño, al menos después de que Pekín haya negado la propiedad del aparato tras haberle sido atribuida por Gray.
La negativa de China se produce después de que el experto, responsable de un software de monitorización astronómica, afirmara en el portal Ars Technica el pasado día 14 que el objeto, en un primer momento imputado a SpaceX, no pertenecía finalmente a la empresa aeroespacial de Elon Musk, sino al gigante asiático.
Gray explicó así que un fallo en sus cálculos iniciales le hizo creer que el aparato era parte de una misión enviada en 2015 por Musk, si bien no alteraba su predicción sobre la fecha en la que supuestamente se estrellará contra el satélite: el próximo 4 de marzo.
Sin embargo, este lunes el Ministerio de Exteriores chino rechazó de pleno esa afirmación, señalando que el propulsor de la misión Chang’e 5-T1, lanzado en 2014 y a la que se correspondería según Gray el aparato a la deriva, «entró con seguridad en la atmósfera terrestre y quedó totalmente incinerado», lo que imposibilitaría que formase parte de su flota. Así lo aseguró el portavoz Wang Wenbin en una rueda de prensa en la que añadió además que Pekín «defiende a conciencia la sostenibilidad de las actividades en el espacio exterior».
«El objeto tiene el brillo esperable, y se ha mostrado en los momentos previstos y moviéndose en una órbita razonable», escribió Gray en la publicación en la que corrigió sus cálculos, aunque añadió que, visto en retrospectiva, «debí haber notado que había cosas raras».
Por todo ello, el astrónomo reconoció su error y remarcó que esto «solo enfatiza el problema que tenemos con la falta de un rastreo apropiado de estos objetos en el espacio profundo».
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