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24 de abril de 2024

Patatas

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Ciencia

Solanimicina, el milagro contra los hongos escondido en las patatas podridas

Los microorganismos multirresistentes amenazan con convertirse en la primera causa de muerte en el mundo en 2050

La resistencia a los antibióticos es uno de los grandes desafíos de salud en los próximos años. Desde el descubrimiento de la penicilina, las bacterias están desarrollando estrategias para resistir los efectos de los medicamentos hasta el punto de que, en 2050, los microorganismos multirresistentes amenazan con convertirse en la primera causa de muerte en el mundo.
La próxima esperanza se llama solanimicina, descubierta por un grupo de científicos del CSIC de Granada y la Universidad de Cambridge, y que parece ser especialmente eficaz contra una amplia variedad de hongos, incluidos los que afectan a los humanos. Lo sorprendente es que esta nueva molécula fue sintetizada por una bacteria que infesta la patata, la Dickeya solani.
«Muchos fármacos importantes para el tratamiento de infecciones microbianas se derivan de productos naturales producidos por microorganismos», explica Rita Monson, doctora del Churchill College de Cambridge. «En una era de creciente resistencia a los antimicrobianos, es urgente descubrir de nuevos antibióticos para su uso en medicina y agricultura».
«La mayoría de los antibióticos terapéuticos utilizados actualmente se derivan de microbios del suelo, pero este descubrimiento también destaca el potencial de los microorganismos de origen vegetal para la producción de fármacos», añade.
Dickeya solani fue identificada por primera vez hace 15 años. Investigadores de la Universidad de Cambridge comenzaron a estudiar su potencial antibiótico hace aproximadamente una década. De hecho, la solanimicina no es el primer antibiótico descubierto gracias a este microbio; los científicos aislaron otro antibiótico llamado Oocydin A, muy activo contra múltiples patógenos de plantas. Este hallazgo, junto al análisis del genoma de la bacteria, sugirieron que era posible sintetizar antibióticos gracias a un entorno de pH ácido como el de la patata.
«Este antifúngico es producido por bacterias solo en respuesta a condiciones ácidas. Casi parece un mecanismo de protección inteligente que utiliza para preservarse. La detección y respuesta al pH ambiental es una señal reguladora importante que utilizan las bacterias para modular expresión. Por ejemplo, el pH ácido es un requisito fundamental para la virulencia de Salmonella enterica también», comenta Monson.
Para llegar a la administración en humanos, ahora es necesario patentar un fármaco con una estructura molecular estable. «Actualmente estamos estudiando la estructura química de la solanimicina y comenzando a comprender los posibles vínculos entre la diversidad genómica y la diversidad química potencial», afirma Miguel Matilla, investigador de la Estación Experimental del Zaidín de Granada y coautor del estudio.
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