Esta imagen satelital proporcionada por Maxar Technologies muestra la Planta de Enriquecimiento de Combustible de Fordow en el centro de Irán el 14 de junio de 2025
Ciencia
¿Qué consecuencias tendría un posible bombardeo en las instalaciones nucleares de Irán?
Dado el desmedido enriquecimiento de uranio registrado en varias de las plantas nucleares del país, una posible explosión podría tener una serie de riesgos para la zona
Un grupo de científicos halla un mecanismo para mejorar la supervivencia a la radiación
Conocida como «rompebúnkeres», la bomba CBU-57 MOP amenaza con provocar un cambio sin precedentes en la escalada entre Irán e Israel. Esta bomba extremadamente pesada tendría que ser lanzada desde un avión estadounidense, capaz de cargar con semejante carga. A la espera de ver el siguiente paso del presidente norteamericano, Donald Trump, los principales funcionarios de Israel han dejado claro cuál debería ser el destino de esta megabomba: la planta subterránea de Fordow.
Situada en el centro del país iraní, esta planta se encuentra en lo profundo de una montaña —a ochenta metros bajo tierra—, siendo el segundo centro nuclear de la nación. Al contrario que la planta de Natanz, bombardeada también en los últimos días por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), los daños en el complejo de Fordow fueron mínimos, permaneciendo operativo e intacto según fuentes gubernamentales del país.
Dada su complejidad geográfica y la gran profundidad a la que está situada esta planta, solamente un arma de inmenso calibre, como la «rompebúnkeres», podría romper sus barreras.
La bomba estadounidense GBU-57
La bomba estadounidense GBU-57
Efectos de una escalada nuclear
Con el conflicto entre Israel e Irán alcanzando su máximo de hostilidad, los principales expertos se han mostrado preocupados ante los posibles riesgos nucleares de un bombardeo a gran escala. La planta de Fordow cuenta con al menos 3.000 centrifugadores de uranio en dieciséis cascadas, según la información proporcionada por la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).
De hecho, desde el año 2011, la organización ha tenido la sospecha de que el régimen iraní ha estado enriqueciendo el uranio hasta límites insospechados. Para ser más exactos, durante una inspección en el año 2023, la agencia confirmó la construcción de centrifugadoras que permitían el enriquecimiento de uranio al 60 % de pureza —dato que podría haber aumentado en los últimos meses—.
«Irán implementó un cambio significativo en la información de diseño declarada para la Planta de Enriquecimiento de Combustible de Fordow (FFEP) sin informar previamente a la agencia. Esto fue contrario a las obligaciones de Irán en virtud de su acuerdo de salvaguardias», dijo el jefe del OIEA, Rafael Grossi.
La gran duda que surge es qué efectos podría haber para la zona en el caso de que un cohete como el CBU-57 MOP impactara contra este recinto nuclear. En palabras de Jim Smith, de la Universidad de Portsmouth, a pesar de que el uranio enriquecido triplica la radiactividad con respecto al no enriquecido, ninguno de ellos «causaría un problema importante de contaminación ambiental» en el caso de que fuera liberado.
Imagen satelital proporcionada por Maxar Technologies de la planta de enriquecimiento de uranio de Fordow
«Estamos más preocupados por lo que se llaman los productos de fisión: los elementos en los que se descompone el uranio cuando está en un reactor o en una bomba, como el cesio radiactivo, el estroncio radiactivo y el yodo radiactivo. Representan un problema mayor de contaminación ambiental», detalló Smith. De hecho, este tipo de productos fueron los principales responsables de las consecuencias registradas en el desastre de Chernóbil.
De igual manera, el director de la unidad de seguridad civil de la Universidad de Leicester, Simon Bennett, detalló que la ubicación subterránea de plantas como Natanz o Fordow reducen considerablemente el riesgo de episodios catastróficos como el de la antigua planta soviética en el año 1986.
«Es poco probable que haya una contaminación significativa más allá de los límites del sitio, simplemente porque la instalación de enriquecimiento o el reactor estarían enterrados bajo toneladas de tierra y hormigón», ha señalado en declaraciones al Financial Times.
Finalmente, los científicos detallan que el gran problema no es la radiación derivada de una explosión, sino la posible contaminación química. Pasaría a escena el hexafluoruro de uranio, compuesto presente en las instalaciones bombardeadas de Natanz e Isfahán y que suele utilizarse en el enriquecimiento de combustible. En este caso, si fuera liberado y entrara en contacto con el agua, podría llegar generar un gas prácticamente letal.