
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el Jardín Sur de la Casa Blanca en Washington, D.C.,
Trump se da dos semanas para decidir si se une a Israel y bombardea Irán
Varios medios estadounidenses publicaron este jueves que el republicano ya ha dado luz verde al plan, pero que está dando margen para que la diplomacia pueda funcionar
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió este martes con su Gabinete de Seguridad para abordar los posibles planes para afrontar la guerra desatada entre Israel e Irán. Hasta este momento, una semana después del primer ataque israelí contra el país persa, Trump mantiene la incertidumbre sobre si finalmente entrará en la guerra. Sin embargo, medios estadounidenses como The Wall Street Journal y la CBS aseguran que el presidente ya ha dado el visto bueno a un plan de ataque contra la República Islámica, aunque aún se reserva la decisión de dar la orden de ejecución.
Trump tiene previsto volver a reunirse este jueves con su cúpula de seguridad en la Sala de Crisis de la Casa Blanca, por tercer día consecutivo, como viene haciendo desde que abandonó precipitadamente la cumbre del G-7 en Canadá por la escalada bélica en Oriente Medio. Este miércoles, el republicano reconoció a los periodistas que «tenía ideas sobre qué hacer, pero no he tomado una decisión final». «Me gusta tomar la decisión final un segundo antes de que se deba tomar», señaló Trump entre risas. Al ser preguntado si se está planteando bombardear Irán, el mandatario evitó dar una respuesta concreta y se limitó a decir: «Puede que lo haga y puede que no».
En esta línea, el presidente estadounidense insistió en que su paciencia con Teherán se había agotado y que «ya era muy tarde para negociar», aunque inmediatamente después se contradijo y explicó que los iraníes se habían puesto en contacto con su Administración para volver a la mesa de negociaciones. «En realidad, nunca es demasiado tarde [para negociar]», matizó. «Te puedo decir que Irán tiene muchos problemas y que quiere negociar. Y yo dije: '¿Por qué no negociasteis conmigo antes de toda esta muerte y destrucción? ¿Por qué no lo hicisteis?', le dije a la gente. '¿Por qué no negociasteis conmigo hace dos semanas? Podríais haberlo hecho bien. Tendríais un país. Y es muy triste ver esto'», afirmó.
Mientras Israel azuza a Estados Unidos para que se involucre de una vez por todas en el conflicto, el líder supremo de la República Islámica, el ayatolá Alí Jamenei, advirtió este miércoles de «consecuencias irreparables» si Trump decidía atacar Irán. «Las personas inteligentes que conocen Irán, la nación iraní y su historia nunca le hablarán con un lenguaje amenazante, porque la nación iraní no se rendirá», prorrumpió Jamenei en un discurso televisado. A pesar de la ambigüedad con la que trata de jugar el presidente de Estados Unidos para forzar a Teherán a volver a negociar el pacto nuclear, el plan de ataque ya está aprobado.
El objetivo estadounidense sería bombardear la instalación nuclear de Fordow, una fortaleza subterránea incrustada entre montañas y fuera del alcance de las armas israelíes, según publicó The Wall Street Journal. Esta planta solo está al alcance de la bomba GBU-57, que únicamente posee el Ejército norteamericano. En este contexto de escalada bélica, el Pentágono ha movilizado varios portaaviones, así como aviones cisterna y más cazas de combate F-16, F-22 y F-35. Trump, que todavía está dando algo de espacio para que la diplomacia surta algún efecto, adelantó que «la próxima semana será muy importante», aunque también dijo que ese tiempo podría ser relativo. «Quizá menos de una semana», reculó este miércoles.
Unas predicciones que confirmó este jueves la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en rueda de prensa, quien aseguró que Trump tomará una decisión sobre «si ir o no a Irán –refiriéndose a si se involucra– en las próximas dos semanas». Asimismo, Leavitt informó de que existían «posibilidades de que se celebren negociaciones con Irán en un futuro próximo». En este tiempo, el mandatario estadounidense recibirá informes diarios de Inteligencia de su Consejo de Seguridad Nacional para conocer de primera mano la última hora del conflicto.
Al ser preguntada por periodistas sobre las capacidades nucleares de Teherán, la portavoz de la Casa Blanca fue tajante al asegurar que la República Islámica «tiene todo lo necesario para desarrollar un arma nuclear». «Solo necesitan una decisión del líder supremo para hacerlo, y completar la producción de esa arma sería tan solo cuestión de un par de semanas», aseguró Leavitt. Washington ha insistido en que un acuerdo con Teherán solo sería posible si este último se compromete a dejar de enriquecer uranio, una exigencia que para Irán supone una línea roja.
En los últimos siete días, el Ejército israelí ha atacado más de 1.100 objetivos en Irán, incluyendo ocho helicópteros de ataque iraníes en una base militar y 40 componentes de infraestructura de misiles en el oeste de la República Islámica. Sin ir más lejos, este jueves Tel Aviv bombardeó por primera vez un reactor nuclear inactivo en Arak, en el oeste de Irán. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) explicaron en un comunicado castrense que dicho reactor «está diseñado para producir plutonio muy depurado, lo que permitiría la producción de armas nucleares». Israel, por su parte, ha vivido uno de los peores ataques contra su infraestructura civil desde el inicio de la guerra.
El último bombardeo iraní contra el Estado judío alcanzó, entre otros objetivos, el Hospital Soroka, uno de los mayores centros médicos de Israel, ubicado en la ciudad de Beersheba, donde resultaron heridas al menos 40 personas. El ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, quien se desplazó hasta el hospital, acusó a Irán de atacar «deliberadamente» a civiles y calificó este último bombardeo de «crimen de guerra». El ministro de Defensa hebreo, Israel Katz, fue más allá y amenazó al líder supremo iraní, del que aseguró «no debería seguir existiendo». Teherán niega haber atacado infraestructuras civiles y aseveró que su objetivo era un centro de Inteligencia israelí, ubicado a unos dos kilómetros del centro médico.