Hallan en una cueva de Sudáfrica las primeras técnicas avanzadas con herramientas de piedra

Los hallazgos recientes en la cueva de Blombos, en Sudáfrica, han revelado que los primeros humanos modernos ya demostraban habilidades técnicas sofisticadas hace unos 90.000 años, mucho antes de lo que se creía hasta ahora. Según una nueva investigación encabezada por Elizabeth Velliky, estos pobladores prehistóricos utilizaban ocre como herramienta multifuncional en el contexto de la Edad de Piedra Media.

«Ahora sabemos que el ocre era una herramienta multiusos que desempeñó un papel esencial en la vida cotidiana de los primeros humanos modernos. Creo que este descubrimiento podría cambiar nuestra perspectiva sobre el ocre y el pasado, y profundizar nuestra comprensión del comportamiento humano primitivo», sostiene Velliky, quien ha desarrollado su trabajo en el laboratorio SapienCE en Ciudad del Cabo, junto a los investigadores Francesco d’Errico, Karen van Niekerk y Christopher Henshilwood.

Durante el análisis de materiales procedentes de anteriores campañas arqueológicas, Velliky detectó una pieza de ocre cuya morfología y marcas de desgaste sugerían que su uso iba más allá de la simple producción de pigmento. Estas señales apuntaban a un uso como instrumento técnico, lo cual motivó un estudio más profundo publicado en la revista Science Advances.

El equipo examinó siete fragmentos de ocre hallados en los sedimentos de la cueva de Blombos, datados entre hace 90.000 y 70.000 años. A través de experimentación y replicación de las marcas de uso, los expertos confirmaron que estas piezas funcionaban como retocadores de piedra, herramientas esenciales en la elaboración de útiles líticos. Este hallazgo constituye la primera prueba directa del uso del ocre como herramienta para el retoque lítico durante el periodo MSA (Middle Stone Age), y representa un notable avance en el conocimiento de las capacidades tecnológicas de aquellos primeros humanos.

«Ahora sabemos que estas piezas de ocre no fueron simplemente recogidas y utilizadas, sino que fueron cuidadosamente modificadas para cumplir un propósito tecnológico específico», explica Velliky. Las características de estas herramientas coinciden con las generadas mediante percusión directa y lascado a presión, una técnica que requiere precisión, control motor fino y un conocimiento detallado del proceso de talla.

«La sofisticación de estos descascarilladores a presión implica que eran propiedad personal de expertos fabricantes de herramientas», apunta d’Errico, quien también plantea que estos objetos podrían haber tenido un valor simbólico o de identidad, además de su funcionalidad práctica. «Es posible que funcionaran no solo como instrumentos prácticos, sino también como indicadores de identidad y destreza técnica».

Los autores vinculan estas técnicas al diseño y manufactura de las conocidas puntas de Still Bay, piezas bifaciales de formas simétricas que se cuentan entre los artefactos más elaborados de la Edad de Piedra Media en África. Esta conexión evidencia un dominio del trabajo lítico más avanzado de lo que hasta ahora se estimaba para aquel periodo.

El estudio no solo replantea el papel del ocre en la prehistoria, sino que lo posiciona como un componente clave en los sistemas tecnológicos de estas comunidades humanas. «Ahora tenemos evidencia de que el ocre no solo era un medio de expresión simbólica, sino también un material clave en la producción de herramientas especializadas, lo que refleja un nivel de sofisticación tecnológica previamente asociado con períodos mucho más tardíos», subraya Henshilwood, director del centro SapienCE.

Este descubrimiento no solo arroja nueva luz sobre la evolución cultural y tecnológica de los primeros humanos modernos, sino que invita a reconsiderar el significado y la función de ciertos materiales que, durante décadas, fueron interpretados casi exclusivamente dentro del ámbito de lo simbólico.