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El inventor de Ecofire, César Sallén, aplica el producto sobre una superficie quemadaCedida

Entrevista | Creador de Ecofire, el producto español contra los incendios  César Sallén: «Tenemos que dotar a la población de herramientas para salvar sus viviendas y granjas del fuego»

En un verano donde los incendios ha vuelto a ser protagonista, este producto fabricado en España podría tener la clave para extinguir los incendios al 100 %

El verano de 2025 se ha caracterizado por ser uno de los más dramáticos en lo que a incendios forestales se refiere. Solamente en el mes de agosto, 92 fuegos arrasaron 336.345 hectáreas a lo largo de la geografía española. A pesar de que lo peor de los incendios ya ha pasado, nuestro país continúa en fase de alerta y seguimiento, de cara a la posible reproducción de algunos de estos fuegos.

En un verano donde el fuego ha vuelto a ser protagonista, un producto fabricado en España podría tener la clave para extinguir los incendios al 100 %. Se trata de Ecofire, una solución revolucionaria contra incendios, entre 50 y 100 veces más efectiva que el agua en la extinción del fuego. Su inventor, el aragonés César Sallén ha atendido a El Debate para explicar los beneficios de Ecofire y de porqué urge su implantación inmediata.

–En primer lugar, ¿cómo surgió la idea de Ecofire?

–La idea del desarrollo del producto surgió hace muchos años, unos veinte. Fue cuando murieron los bomberos de Guadalajara en un gran incendio, donde una cuadrilla quedó atrapada por el fuego. A partir de ahí pensé que había que dar una solución a los pueblos, porque ya entonces teníamos incendios importantes. Con los años fui desarrollando productos y haciendo pruebas. Los primeros eran como una pintura, a base de carbonato cálcico, sulfato de aluminio y otros componentes, que servían para pintar ramas y protegerlas durante un tiempo.

El efecto rebrote desaparece porque, aunque queden brasas junto a la línea cortafuegos, esa capa de sílice las aíslaCésar SallénCreador de Ecofire

Pero entendí que esa no era la solución y que había que crear un producto revolucionario. Me puse en contacto con la Diputación Provincial de Huesca. Ellos pedían un producto muy ecológico y natural, porque se preveía que los compuestos fluorados, fosfatados y similares acabarían prohibiéndose. Pensé entonces en desarrollar algo orgánico, incluso comestible para animales y personas.

Hoy podemos hacer líneas cortafuegos con poco producto por metro cuadrado, que permanecen activas hasta que caen más de 8.000 litros de lluvia por metro cuadrado. En cuanto llueve tanto, el producto se disuelve. A día de hoy tenemos un producto ecológico y orgánico, con certificaciones que garantizan que no es dañino para plantas, árboles, lombrices, algas ni peces. Está certificado para fuegos de clase A, C y también para baterías de litio. El CSIC lo ha catalogado como retardante de máxima categoría y de largo plazo.

–Para quienes no lo conozcan, ¿cómo funciona?, ¿cuál es la fórmula para que sea mucho más efectivo que el agua?

–La fórmula es la siguiente. Si hago una línea de cortafuegos en un terreno donde no ha llovido en un mes, con los primeros 30 litros de agua por metro cuadrado, en 15 minutos ya ha desaparecido. Si vuelvo a echar agua, necesitaría cantidades enormes para humedecer la zona, pero al llegar el incendio, con temperaturas de mil grados, el agua se evapora antes de que el fuego toque la línea. A 50 metros del frente de fuego, un bombero ya se está quemando.

Con nuestro producto, al proyectarlo sobre la masa forestal, se queda adherido. Cuando llega el incendio, el producto reacciona y la película que hemos creado aumenta 50 o 60 veces su tamaño, formando una capa de sílice adherida a hojas, ramas y demás combustible forestal. Esa capa no tiene conductividad térmica, por lo que los materiales no se calientan y no pueden quemarse.

No quiero volver a ver bomberos en medio de llamas a más de 50 grados de temperatura, pisando el fuego y arriesgando su vidaCésar SallénCreador de Ecofire

–Es decir, que no habría riesgo de rebrote o reproducción del incendio...

–Exacto. Eso se evita por completo. Además, la capa que se forma impide el contacto con el oxígeno, con lo que rompemos dos partes del triángulo del fuego: el oxígeno y la temperatura. Para que haya fuego se necesitan tres elementos: combustible (la masa forestal), oxígeno y temperatura. Si anulamos la temperatura y el oxígeno, no se puede quemar nada. Cualquier material tratado con el producto no puede arder, ni siquiera aplicándole un soplete. El efecto rebrote desaparece porque, aunque queden brasas junto a la línea cortafuegos, esa capa de sílice las aísla. Las brasas pueden permanecer activas toda la noche y aunque haya viento, no pueden provocar nuevos focos.

Lo único que puede pasar es que, con mucho viento, las pavesas (piñas o ascuas) crucen la línea, pero para eso los bomberos hacen cortafuegos más anchos y sitúan equipos de apoyo con mochilas de nuestro producto detrás de la línea. En un incendio forestal de alta intensidad, cuando las llamas de ocho metros alcanzan la línea tratada, bajan a unos centímetros en 15 segundos y en 20 desaparecen. Lo que se ve entonces es un humo blanco y denso, señal de falta de oxígeno.

–En el caso de que se lanzara el producto desde un helicóptero o un avión de emergencias, ¿qué consecuencias tendría en el incendio?, ¿está planteado para usarse desde grandes alturas?

–Sí, claro. La diferencia es que, en lugar de hacer una descarga de diez metros, se podría cubrir una franja de 400 o 500 metros. Además, no hace falta que el avión o el helicóptero vuele justo encima de las llamas. Podemos adelantarnos al incendio y descargar el producto en la zona que queramos. El producto no se evapora. Permanece en la vegetación: si mojas un pino, al día siguiente sigue húmedo, y al otro día también. No se quema, ni siquiera rociándolo con gasolina; lo único que arde es la gasolina, pero el pino queda intacto. Eso mismo se mostró en El Hormiguero: intentamos quemar una hoja de pino con un soplete a 1.230 grados y no le pasó nada. En resumen, es una herramienta para los bomberos, creada conjuntamente con ellos y probada en múltiples demostraciones en Huesca.

En un incendio forestal de alta intensidad, cuando las llamas de ocho metros alcanzan la línea tratada, bajan a unos centímetros en 15 segundos y en 20 desaparecen.César SallénCreador de Ecofire

Aquí en Huesca, el presidente de la Diputación, Isaac Claver, conoció el producto hace dos años y quiso verlo de inmediato. La idea fue dotar a los pueblos del Pirineo y de la montaña de herramientas de autoprotección: remolques con motobombas, depósitos de 2.000 o 3.000 litros, mochilas… Todo para que, si se produce un incendio y los bomberos tardan 20 o 30 minutos en llegar, la población pueda defenderse. No podemos seguir viendo escenas como las de León, donde vecinos intentaban salvar sus casas golpeando el fuego con ramas. Con una mochila y nuestro producto podrían proteger su vivienda o incluso todo el pueblo.

Bomberos aplican Ecofire sobre una superficie quemadaCedida

Hemos desarrollado conjuntamente con una empresa de helicópteros de Barcelona, que llevan más de 20 años trabajando en temas forestales. Se pusieron en contacto conmigo cuando vieron el producto y desarrollamos un equipo que ya tenemos a disposición de cualquier comunidad autónoma. El sistema permite lanzar el producto y podemos llevar 500 o 1.000 litros, dependiendo del helicóptero. Hemos puesto una turbina y 80 difusores. Una vez instalado, puedes elegir si tiras con 40, 60 u 80 difusores, dependiendo de la altura que tenga el combustible forestal, la altura de los pinos o si es rastrojo consistente.

Podemos hacer líneas de aproximadamente dos metros de anchura y 400 o 500 metros de longitud. En monte bajo, con 500 litros, podemos crear líneas efectivas de cortafuegos. La efectividad del modelo se multiplica por 50.

–¿Alguna administración se ha puesto en contacto con ustedes para informarse de cara al futuro y prevenir los incendios que, como dice, cada verano serán más habituales?

–Sí. Por ejemplo, me han llamado desde Málaga. El producto lo tenemos desde hace más de dos años y hemos hecho demostraciones en muchos lugares. La gente ya sabe que existe. El problema es que en algunas zonas de España la gente lo pierde todo: casas, negocios, ganado, fauna… A esas personas hay que darles herramientas y seguridad para que esto no vuelva a pasar. No se trata de negocio, sino de algo que nos toca a todos. Este verano recibí miles de mensajes, pero yo no puedo cargar un tráiler de producto e irme a un incendio por mi cuenta. Eso corresponde a las autoridades. Lo que hace falta es que tomen medidas y pongan estas herramientas al alcance de la gente.

¿Qué mensaje le gustaría dar?

–Hago un llamamiento a las autoridades: hay que tomar medidas y dotar a la población de herramientas de autoprotección. Cuando llegue un incendio a una aldea, la gente debe tener mochilas, productos, equipos y motobombas para salvar sus viviendas y granjas. Hemos desarrollado equipos portátiles, con mangueras de 50 metros, que permiten hacer líneas cortafuegos sin exponerse al fuego ni al humo. No quiero volver a ver bomberos en medio de llamas a más de 50 grados de temperatura, pisando el fuego y arriesgando su vida. Estamos en el siglo XXI: con una mochila y nuestro producto, se puede crear una línea cortafuegos segura, apagar el fuego y proteger a la población sin riesgo.