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16 de mayo de 2024

Acaban de cumplirse 45 años de la muerte de Groucho Marx

Acaban de cumplirse 45 años de la muerte de Groucho MarxGTRES

Cine

La mentira sobre Groucho Marx que aún persiste 45 años después de su muerte

Una leyenda urbana relacionada con una de sus frases acompaña el recuerdo del actor

A Groucho Marx, 45 años después de su muerte, lo recordamos por sus geniales películas y sus mordaces diálogos. Pero, a buen seguro, de todas las frases ingeniosas de Groucho Marx que hemos leído o escuchado, hay una que recordamos por encima de las demás. El famoso «Perdonen que no me levante» que, supuestamente, sirve de epitafio a su tumba. La frase era suya, sí, pero no es cierto que pueda leerse en su lápida.
Los restos de Julius Henry Marx reposan en el cementerio Eden Memorial Park de Los Ángeles. La inscripción es sencilla, sin otras palabras más allá de su nombre artístico, Groucho Marx, y los años de su nacimiento y muerte (1890-1977) separados por una estrella de David. Entonces, ¿de dónde procede la leyenda urbana sobre el epitafio de Groucho Marx?

El robo de sus cenizas

Es verdad que Groucho Marx pronunció esa frase en una entrevista. Al «Perdonen que no me levante» se unió otra ocurrencia: Groucho, en broma, explicó que le gustaría ser enterrado encima del féretro de Marilyn Monroe. Tampoco sería el caso. En poco más de dos semanas hemos recordado a uno y otra por los aniversarios de sus muertes. En el caso de Marilyn Monroe ya son 60 añoso (murió el 4 de agosto de 1962); en el de Groucho Marx, 45 años desde su fallecimiento el 19 de agosto de 1977, tres años después de recibir el Oscar Honorífico y agradecer el premio a su manera. Con ironía. « Quiero dar las gracias a aquellos que han votado por mí para que ganara este premio».
Las cenizas de Groucho Marx fueron robadas en 1982, cinco años después de su muerte. Alguien, extrañamente, las sustrajo para trasladarlas al Mount Sinai Memorial Park, el cementerio judío más grande de California. De ahí, todo en muy poco tiempo, fueron devueltas a su lugar de origen. Nunca se supo quién ni lo hizo ni por qué. Ni tampoco se sabe por qué la leyenda urbana del epitafio de Groucho Marx se mantiene tan viva como su recuerdo. En el fondo, es parecido a lo que ocurre con su humor y con su extraordinarion ingenio: no se explica.
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