Álvaro Longoria, Luis Tosar, Penélope Cruz y Juan Diego Botto en el photocall de 'On the Fringe' en Venecia
España salva el día
«En los márgenes» del veterano actor, devenido por primera vez director Juan Diego Botto, salvó la séptima jornada del 79 Festival de Venecia
No estaba escrito que una opera prima española, inscrita en una reseña paralela oficial con jurado propio como Horizontes, salvase la séptima jornada del 79 Festival de Venecia y eso sin más pretensión que la de afrontar un tema local como los 41 mil desahucios anuales debido a la crisis económica.
Y sin embargo «En los márgenes» del veterano actor, devenido por primera vez director Juan Diego Botto, logró esa hazaña confrontándose con el italiano Gianni Amelio, León de Oro aquí mismo en Venecia en 1998 con «Cósimas ridevano», y la inglesa Joanna Hogg.
Para su debut en la dirección, este argentino que acaba de cumplir 47 años el pasado 29 de agosto y vive en España desde los tres, luego que sus padres huyeron de la dictadura militar, y que ostenta una honorable carrera de actor comenzada de niño en 1982, se valió de un reparto de ilustres colegas, entre ellas Penélope Cruz, que además de protagonista es también la productora del film.
Sobre un guión original propio y de su esposa Olga Rodríguez, Botto sigue a tres personajes que en el arco de 24 horas están por afrontar un momento fundamental de sus vidas, desde la marginación a que los ha condenado la situación social y económica de su país.
Azucena (Cruz) debe evitar el desahucio de su casa, un abogado de causas perdidas (Luis Tosar) debe elegir entre su familia y la ayuda a una inmigrante que esta por perder a su hija y una madre anciana busca desesperadamente a su hijo para despedirse de él.
Dramas de todos los días en un país en crisis donde la grieta entre ricos y pobres se hace cada vez más profunda y donde la clase media baja ve precipitarse su posición social.
El actor Juan Diego Botto
Botto maneja este núcleo de personas que lucha para sobrevivir con vigor y sentido del ritmo, extrayendo de sus actores interpretaciones reales y verdaderas y tiene el buen tino de dejar en suspenso la resolución de los conflictos, dada la continua evolución de un conflicto de difícil solución, evitando así un final feliz gratuito y postizo.
Botto, que se reserva un rol secundario pero esencial en la trama, recalcando ese acento argentino que ha disimulado tan bien en su carrera española, declaró que su film pretende «explorar el impacto de la crisis económica sobre las relaciones de pareja y entre padres e hijos y dentro de ello el rol de las madres como garantes del amor y el bienestar de la familia».
Notable la actuación de una Penélope Cruz que renuncia al maquillaje para mostrar el rol herido pero indomable de una madre que desesperadamente trata de mantener a su familia unida.
Tal vez el film italiano más esperado de todo el festival de Venecia era «Il signore delle formiche» que evoca el proceso a un intelectual homosexual acusado de plagiar la mente de un joven discípulo.
Inspirado en un verdadero caso judicial que conmovió a la Italia de fines de los años sesenta, apretada entre legados del pasado fascismo y avisos de la futura guerrilla urbana, el film se pierde en un lenguaje televisivo arcaico que salvan solamente un par de momentos de gran emoción, como la defensa del profesor (un mesurado Luigi Lo Cascio) de parte de su discípulo (notable el debutante Leonardo Maltese) y la despedida de ambos.
«The Eternal Daughter», homenaje al talento de la actriz inglesa Tilda Swinton, en un doble papel de madre e hija, es un film que esconde bajo un ropaje de historia de fantasmas una relación familiar que no termina de resolverse.
La directora Joanna Hogg, famosa en patria por un film en dos partes, «Souvenir», examina en esta obra que tiene algo de autobiográfico los sentimientos irresueltos de culpa de su madre, asumidos por ella misma y su deseo de exorcizarlos con esta película que cuenta con la bendición de Martin Scorsese, su productor ejecutivo.
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