
Rosario Flores, durante el programa Joaquín, el novato
Joaquín, el novato
El novio de Rosario al que Lola Flores apodaba «Marlon Brando»
La hija pequeña de La Faraona confiesa a Joaquín el escatológico elogio que ésta le dedicó la primera vez que la vio en concierto
«No se puede estar más sembrao ni tener más arte», sentenció Rosario Flores tras una jornada instruyendo al futbolista Joaquín en el cante. Con lo de arte no se refería a su habilidad vocal –le dio un cuatro sobre diez, siendo muy generosa– sino a su gracia, su salero y al resto de las cualidades que han convertido al jugador del Betis en un fenómeno televisivo.
La segunda entrega de Joaquín, el novato tuvo menos chicha que la primera. La entrevista fue más corta –o esa impresión dio– que la que hizo a Dabiz Muñoz y se alargó en exceso la parte dedicada a la formación –en este caso, musical– del sevillano, quien no llegó a actuar en público –como se parecía insinuar– y se limitó a aplaudir detrás del escenario mientras Rosario Flores cantaba en la sevillana Plaza de España.
Consejos de artista
Evidentemente, el novato no estaba preparado para un reto de ese calado. «Cantando soy un desastre», admitió ya de entrada. Y eso que en su casa se ha escuchado flamenco «toda la vida»: «Al Capullo [de Jerez], a El Torta, a todos», enumeró el futbolista. «Te podemos poner el Auto-Tune para que te afine. Hoy en día canta mucha gente que no afina bien, pero ahora hay maquinistas que… Algo podremos hacer contigo», animada al principio Rosario. Pero es que de donde hay no se puede quitar.
Joaquín canta con Rosario y Antonio Carmona durante el programa
En todo caso, los que quieran dedicarse a la música en serio –no es el caso de Joaquín– pueden tomar nota de los consejos que repartió en el programa la hija pequeña de La Faraona: «Dormir todo lo que pueda, no hablar mucho y luego guardarme todo la energía para el momento en que salgo al escenario darlo todo». Tanto lo da que adelgaza dos kilos por concierto. Confesó que solo puede dar tres seguidos, que el cuerpo y la voz no aguantan ya más a estas alturas de la vida.
El novio crudo
La parte más divertida de la entrevista fue aquella en la que Rosario recordó frases de su madre.
A su progenitora le prohibió ir a su concierto de debut, pues pensó que su sola presencia eclipsaría todo. Cuando ganó seguridad y al fin se lo permitió, recibió un elogio escatológico: «’Tas cagao’ en mí. Yo sería tú en esta época».
Rosario Flores, Antonio Carmona y Joaquín, en otro momento del programa
Cuando salía con el actor Quique San Francisco, su madre la tenía abrasada: «Rosario no lo entiendo. ¿Qué le ves? ¡Pero si está crudo!». No había móviles, así que había que pasar el peaje del fijo. Y cuando telefoneaba el fallecido actor y cogía Lola, está pasaba así el aparato: «Rosario, que te llama Marlon Brando». Ella sigue guardando el mejor recuerdo posible de aquella relación: «El gran amor de mi vida», dijo de Quique San Francisco. No tuvo hijos con él, pero sí uno con Carlos Orellana y otro con su pareja actual, Pedro Lazaga, al que conoció en el rodaje de Hable con ella.
Dos hijos protegidos
«A mis hijos los he querido apartar un poco», reconoció, en el sentido de alejarlos de la vorágine de la fama. «Mi hija trabaja en el cine y nadie sabe quién es». Sabemos que se llama Lola y tiene 25 años. «Y mi hijo Pedro Antonio, que tiene 15 años, primero quiso ser futbolista y ahora está con la percusión y con la guitarra», detalló. Por ellos sacrificó, en parte su carrera: «Podía haber sido una estrella más internacional, pero tenía que dejar mi casa, tenía que dejar mis hijos…».
No lo hizo, pero le fue y le va bien, aunque no son buenos tiempos para la lírica cantada. «Tienes un caché, tienes un precio, y de ese precio tú pagas todo. De lo único que ganamos dinero es de los conciertos. De los discos ya no ganas dinero, de autores ganas muy poco, de las descargas te vienen 0,5 céntimos, o sea, nada. Tú tienes un precio y de ese precio te queda menos de la cuarta parte», detalló.
Como Rosario ha triunfado, si bien sus inicios en el mundo del espectáculo fueron como Rosario… Ríos. Fue idea de un productor de cine que la contrató para una película siendo cría: «Yo tenía como 6 años. Me dijo que me pusiera Ríos. Fíjate qué tontería. Me duró esa película», recordó sobre ese apellido artístico de corta duración.