
Fernando Gil, Fele Martínez, Raúl Tejón y Gorka Otxoa, actores de Machos alfa
Crítica de series
'Machos alfa', el Casio de las series españolas
La comedia, la más vista de Netflix en la actualidad, apuesta por el humor fácil y de trazo grueso
Si tomamos la letra de la canción de Shakira dedicada a Piqué, Netflix vendría a ser la plataforma de los Casio –con perdón para Casio– más que de los Rolex. Con excepciones, más de la cantidad que de la calidad. La serie que actualmente marca la hora en Netflix, la más vista de su catálogo en España, es Machos alfa, una comedia en exceso ligera sobre cuatro hombres –acaso niños– cuarentones que, además de su amistad, comparten crisis vital y una frustración: su derrota ante el empoderamiento femenino. De esa premisa se podría haber extraído algo más divertido, más fino, más inteligente.
Machos alfa lleva la firma de los hermanos Alberto y Laura Caballero, autores de series que, como ahora esta, se han bañado en éxito como Aquí no hay quien viva y La que se avecina. Fernando Gil, Fele Martínez, Raúl Tejón y Gorka Otxoa interpretan a los machos alfa que han devenido en hombres omega. Y María Hervás, Kira Miró y Raquel Guerrero, a tres mujeres que parecen emprender el viaje inverso. Si, a diferencia de muchos e igual que no pocos, no me río (la risa cada vez está más cara, en la ficción y en la realidad) y ni siquiera sonrío (las sonrisas, en la ficción y en la vida, deberían costar menos) con Machos alfa no es por el trabajo de sus actores, que en la mayoría de los casos me agrada ver (Fernando Gil, Fele Martínez, María Hervás...) y en otro, no tanto. Si no lo hago, reírme y ni siquiera esbozar una sonrisa en lo que llevo visto, es porque no encuentro gracia en las situaciones dibujadas con trazo muy grueso en el guion.
Al comienzo de los capítulos de Machos alfa, en la parte superior de la pantalla, aparece la edad recomendada (mayores de 16 años) y dos términos que explican el porqué de esa catalogación: desnudez y sexo. La desnudez, además de la física, aplica también a las ideas, la calidad de los guiones y al buen gusto. Machos alfa, con juguetes sexuales que terminan en el colegio, es chabacana. Carente de valores, con esa pareja donde el hombre tiene una amante, se dispone a proponer matrimonio a su novia y esta, sin conocer la traición, se decide a exigirle que mantengan una relación abierta para seguir juntos.
Series que cayeron en el olvido como Fenómenos o Los Quién, en las que participaron algunos de los protagonistas de Machos alfa, no tuvieron el éxito de esta, pero despertaban simpatía, eran originales, no caían en lo fácil y no recurrían a la grosería ni al vocabulario malsonante.El protagonista de Machos alfa al que me refería antes es Gorka Otxoa, que comparte con Anabel Alonso su afición por atacar en las redes sociales todo aquello que no esté alineado (muy) a la izquierda, ya sea Ayuso, Feijóo, Abascal, o suene a Partido Popular o Vox. Gorka y Anabel, lejos de ser actores del método Stanislavski, son más del método Stalin. Y por ahí, sin el talento de Javier Bardem, en lugar de llegar a Hollywood, uno no pasa de (Willy) Toledo.