Cine
Toda lista con las mejores películas de la historia, especialmente si la selección se reduce únicamente a 10 títulos, conlleva un marcado componente de subjetividad y, por qué no reconocerlo, también de injusticia. Si esa lista la componen más de 300 títulos, como es el caso de las películas que la Universidad de Harvard recomienda a sus estudiantes de cine, las injusticias deberían reducirse. No es el caso, en cambio, de la selección de títulos realizada desde hace años por una de las universidades en teoría más prestigiosas de Estados Unidos, al menos antes de que se convirtiera en lo que es ahora: uno de los mayores centros educativos de la cultura woke.
No faltan –no podrían hacerlo– en esa lista de recomendaciones de Harvard a sus alumnos, películas como Vértigo, Ciudadano Kane, Tiempos modernos, La quimera del oro, Metrópolis o Los siete samuráis. En la selección de más de 300 títulos, que Harvard define como «recurso educativo que ofrece orientación y aliento a los estudiantes para encontrar puntos de orientación dentro de la vasta historia del cine», aparecen asimismo filmes como Apocalypse Now, Hasta que llegó su hora, El crepúsculo de los dioses, Ladrón de bicicletas, Ordet, Taxi Driver, Toro salvaje, La ley del silencio, El tercer hombre, Cuentos de Tokio, Todos los hombres del presidente y otros muchos que parecen idóneos para formar a los alumnos.
Sin embargo, al lado de esos títulos sorprende la exclusión de grandes películas de la historia como El Padrino y El Padrino II y la inclusión de otros como Hable con ella y Mujeres al borde de un ataque de nervios, las dos cintas de Pedro Almodóvar para las que, en cambio, Harvard sí encuentra sitio entre sus recomendaciones, igual que otras como Haz lo que debas, de Spike Lee, o El último tango en París, el filme que Bernardo Bertolucci dirigió en 1972. Ese fue el año de El Padrino que, a diferencia de Hable con ella, Harvard no considera relevante para la formación de sus alumnos.
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