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02 de mayo de 2024

Pepe Rodríguez, con Jesús Calleja en Nápoles

Pepe Rodríguez, con Jesús Calleja en NápolesCuatro

‘Planeta Calleja’

Pepe Rodríguez confiesa a Jesús Calleja su problema de corazón

El chef recuerda como uno de los días más felices de su día, cuando presentó las Campanadas, quedó eclipsado por una desgracia familiar

El programa de Jesús Calleja es, junto a El Desafío, el más exigente de la tele. Lo sabe el chef Pepe Rodríguez, Pepe el de MasterChef, que le pidió papas nada más empezar. Nada de riesgos extremos, más allá de comer pizza hasta hartarse y retos parecidos. Y también porque un asunto del corazón le impide hacer esfuerzos extremos.
De corazón habló cuando recordó sus orígenes. Sus abuelos, emigrantes españoles antes, se conocieron en Cuba. Su madre nació en La Habana y cuando ella tenía 7 o 8 años se volvieron a España. Abrieron el mesón El Bohío, en Illescas, «que es lo único que hay en la carrera de Madrid a Toledo». Para su progenitor lo de la cocina no era vocacional: «Mi padre quiso ser torero. Toreó tres veces en Las Ventas. Era un pirado del toreo. Pero como no llegó a nada, se hace fotógrafo taurino, era fotógrafo de El Ruedo».
Lo llevo a hacer senderismo, pero a ritmo tranquilo. Porque previamente le había dicho a Calleja lo que no le había confesado a nadie: «Tengo puesto un stent». O sea, que en su día fue operado del corazón y se le colocó un pequeño tubo de malla de metal en una arteria. Al rato se fueron a tomar un limoncello. Fue en ese momento cuando le contó que el día en que dio las Campanadas con Anne Igartiburu y Jordi Cruz –su compañero en MasterChef–, él volvió a casa ilusionado con un ramo de flores para regarlárselo a su madre. Pero ella no estaba en casa. «Se cayó, está en el hospital y se está muriendo». Murió el 4 de enero. «No quiso Dios que lo viera», dice sobre ese Fin de Año tan especial este hombre profundamente creyente (y practicante). Tampoco quiso que su padre contemplase su éxito: murió el año que le dieron una estrella Michelin. Fue gracias a la tradición familiar y a lo que aprendió en las cocinas de Ignacio Muguruza, Berasategui o Ferran Adrià, quien, a su juicio, «movió las cocinas del mundo».

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