
Alexander Kuznetsov en la película Dos fiscales
Cine
Las dos películas del Festival de Cannes en su primer día de concurso
El primer filme recuerda a las purgas estalinistas de los años treinta del siglo pasado y el segundo es un descolorido galimatías alemán
El tremendo recuerdo de las purgas estalinistas de los años treinta del siglo pasado y un descolorido galimatías alemán fueron las ofertas del primer día del concurso del 78º Festival Internacional de Cine de Cannes.
Dva prokoura (Dos fiscales) del bielorruso expatriado Serguiei Loznitsa es el escalofriante documento de las terribles purgas que se sucedieron en la Rusia soviética durante la mayor parte de la década de los treinta del siglo pasado, producto no solo de las constantes luchas por el poder dentro del comunismo sino sobre todo por la personalidad distorsionada del dictador Josip Stalin.
Lo acompañaba en la jornada inicial del concurso un anodino galimatías, Sound of Falling, de la alemana Claudia Schilinski, protagonizado por cuatro mujeres que en distintas épocas del año y en buena parte del siglo XX cruzan sus destinos en una granja del este de Alemania, sin que el espectador logre a ciencia cierta develar el misterio que mueve a estos personajes.
Loznitsa es famoso no solo por sus películas de ficción sino también por sus óptimos documentales y por la manera con la que sabe mezclar ambos géneros para testimoniar sobre el amargo destino que le ha reservado la historia a su país y en general a la Europa oriental a partir de la primera guerra mundial.
En una cárcel en la Unión Soviética en 1937 son quemadas en un patio miles de cartas de protesta escritas a las autoridades por hombres y mujeres injustamente acusadas de anticomunismo, pero una de ellas milagrosamente se salva y va a parar al despacho de un joven fiscal a sus primeras armas quien decide dar curso a las quejas de un preso y visitarlo en la cárcel.
Comunista convencido, el fiscal Korniev se enfrentará inocentemente a un aparato represor que no solo tratará de obstaculizar por todos los medios su investigación, sino que además lo envolverá en la madeja burocrática del régimen y finalmente lo triturará con esos engranajes que el desdichado fiscal quería debelar.
En esta multiproducción entre Alemania, Francia, Holanda, Rumania, Letonia y Lituania, Loznitsa crea tres secuencias espeluznantes cuando el fiscal se encuentra con el autor de la carta, un burócrata idealista caído en desgracia, que le cuenta los detalles de su encarcelamiento, y con su homólogo de la cárcel que trata de convencerlo de la culpabilidad del arrestado y el fiscal general que le dice que se ocupará del tema y que luego lo hará arrestar, haciéndole padecer los mismos sufrimientos que trataba de denunciar.
Filmado en colores que tienden al blanco y negro por un director de la fotografía excepcional como es Oleg Mutu, que ya había colaborado con Loznitsa en su Donbass de 2018, y con una música puntual de Christiaan Verbeek, Dos fiscales está protagonizado por Alexander Kuznetsov, un joven actor ucranio de 32 años.
Mascha Schilinsky es una joven directora berlinesa que ayer cumplió 41 años y se puede decir que ha bebido y comido cine desde su infancia, siendo hija de la directora Claudia Schilinsky, gracias a la cual interpretó pequeños papeles en filmes y series televisivas, estudiando guion en Hamburgo y dirección en Baden-Wuerttemburg, antes de debutar como realizadora con el premiado medio metraje Die Katze en 2016 y el largo Die Tochter en 2017.
Ambientado en una granja, aislada del mundo, en una región innominada del nordeste alemán, el filme entremezcla épocas, personajes e historias de varias familias, centrándose en cuatro mujeres de diferentes edades que en secuencias inconclusas y deshilvanadas van creando un misterio que no termina de resolverse.
Escrito por la misma directora con la colaboración de la cortometrajista Louise Peter, el filme cuenta con una valiosa fotografía de Fabian Gamper, que ha iluminado toda la filmografía de la autora.