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Clint Eastwood, en 'Bronco Billy'

Clint Eastwood, en 'Bronco Billy'

Cine

Clint Eastwood y la película que preferiría olvidar: «No fue una experiencia agradable»

El rodaje fue largo, frustrante y completamente fuera de su zona de confort

No envejece, se endurece. Clint Eastwood no es solo una leyenda del cine; es un fenómeno cultural, político y artístico que desafía la lógica. A sus más de 94 años, sigue dirigiendo, escribiendo, actuando… y sorprendiendo. Fue vaquero sin apenas hablar, alcalde en la vida real, ídolo del spaghetti western y director de dramas ganadores del Oscar. Y, aunque pocos lo recuerdan, también cantó en un musical del Oeste.

Su vida parece escrita por un guionista con delirios de grandeza: pilotó helicópteros, sobrevivió a un accidente aéreo, fue alcalde de Carmel (California), rechazó ser James Bond, y le dijo «no» a Superman. Ha dirigido más de 40 películas, ganado cinco premios de la Academia y convertido su ceño fruncido en un símbolo universal de la masculinidad silenciosa.

Eastwood es, sencillamente, el último mito vivo de Hollywood. Y no ha terminado de contar su historia. Pero no todo en su carrera ha sido pólvora y westerns. En 1969, protagonizó una de sus películas más insólitas: La leyenda de la ciudad sin nombre, un musical del Oeste donde, para sorpresa de todos, tuvo que cantar. Y no lo hizo solo: compartió pantalla y partitura con Lee Marvin y Jean Seberg. El problema fue que, aunque tenía buen oído e interés por la música —su padre había sido cantante—, el propio Eastwood acabó detestando el resultado. Años más tarde, confesó: «Estaba tan loco como para intentarlo todo. Siempre me ha interesado la música; mi padre era cantante y yo tenía algunos conocimientos. Aunque lo que hacía en esa película no era cantar».

Eastwood había aceptado el papel tras leer un guion que le prometía algo diferente: un musical más crudo, más realista. Pero el proyecto cambió de rumbo. «El guion se volvió mucho más ligero, simplemente no tenía la dinámica del guion original. Y ese fue otro rodaje largo», explicó con resignación. ¿La conclusión? A día de hoy, considera esta película una de las menos afortunadas de su filmografía. Y viniendo de alguien con más de medio siglo de carrera, eso no es poca cosa.

Fotograma de La leyenda de la ciudad sin nombre

Fotograma de La leyenda de la ciudad sin nombre

La historia transcurre en una ciudad minera improvisada durante la fiebre del oro en California. En ese campamento salvaje y desordenado, habitado casi exclusivamente por hombres, dos personajes muy distintos terminan compartiendo algo insólito: una esposa.

Ben Rumson (Lee Marvin), un buscador de oro rudo y carismático, y Pardner (Clint Eastwood), un joven más tímido y reflexivo, acaban viviendo con Elizabeth (Jean Seberg) en un matrimonio a tres bandas. A medida que el oro fluye y la ciudad crece, también lo hacen la codicia, la corrupción, las tensiones y, finalmente, la ruptura del frágil equilibrio que habían logrado construir.

En lugar de duelos, los personajes cantan sus emociones y dilemas. Eastwood interpreta la melancólica I Talk to the Trees, mientras Lee Marvin, con su voz rasposa y única, se luce con la inolvidable Wand’rin’ Star.

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