
Julia Roberts
Cine
Julia Roberts, sobre el actor con el que peor se ha llevado en un rodaje: «Se esfuerza por repeler a la gente»
El actor la describió como «una mala persona» y la actriz tampoco se quedó callada
En el mundo del cine y la televisión, la química entre los actores no siempre es tan perfecta como parece en pantalla. A veces, la realidad es todo lo contrario, como ocurrió durante el rodaje de Me gustan los líos en 1993. Julia Roberts y Nick Nolte, ambos en lo más alto de sus carreras, no solo tenían una relación de rivalidad en la película, sino que su tensión fue completamente real. En la ficción interpretan a dos reporteros de Chicago, Peter Brackett y Sabrina Peterson, cuyos personajes se ven obligados a unirse para investigar un accidente de tren. Sin embargo, fuera de cámara, la historia fue bien diferente. «Una pesadilla», admitió Roberts en una entrevista, dejando claro que el ambiente entre ambos era todo menos amigable. «No nos soportábamos», agregó, sin ocultar la fricción que se vivió en el set.
A pesar de la química explosiva entre sus personajes en pantalla, la realidad fue mucho más amarga. Mientras que en el filme Roberts y Nolte interpretan a una pareja de periodistas que se complementan y encuentran su complicidad, detrás de cámaras la convivencia era todo lo contrario.
El rodaje, un campo de batalla
Julia Roberts y Nick Nolte no lograron mantener las apariencias ni un solo segundo durante el rodaje. Desde el primer encuentro, la tensión fue palpable, algo que la propia Roberts no dudó en compartir con total sinceridad en una entrevista con The New York Times antes del estreno de la película. «Desde el momento en que lo conocí, empezamos a pelearnos y, como es natural, nos sacamos de quicio. Aunque puede ser encantador y muy simpático, también es absolutamente repugnante. Me odiará por decir esto, pero parece que se esfuerza por repeler a la gente» Un comentario que, como era de esperar, no pasó desapercibido y que fue respondido por Nolte, que hoy tiene 84 años, con igual fiereza: «No está bien llamar a alguien 'repugnante', pero ella tampoco es una buena persona. Todo el mundo lo sabe». La confrontación entre ambos era tan intensa que, según se cuenta, evitaban compartir escenas siempre que podían, grabando muchas de ellas por separado. Al final, solo la química en pantalla se mantenía intacta, mientras que la relación detrás de cámaras era todo lo contrario.
Me gustan los líos, la película que hoy muchos han olvidado, fue el epicentro de esta tormenta de egos, con Nolte recordando esos días como un «auténtico infierno».