Matt y Mara se estrena en los cines este viernes 18 de julio
Crítica de cine
'Matt y Mara', la película que recuerda al cine de Woody Allen y deja pensando al espectador
Deragh Campbell, Matt Johnson y Mounir Al Shami protagonizan esta película de amores atrapados en relaciones inauténticas
Canadá, 2022. Mara (Deragh Campbell) es una mujer casada y con un hijo que se dedica a dar clases de Literatura. Su marido Samir es un compositor de música electrónica. Se llevan bien y viven en armonía aunque se percibe un sutil pero progresivo distanciamiento pacífico: cada vez se dedican más a lo suyo y muestran menos interés por lo del otro. Un día, Mara se reencuentra casualmente con Matt (Matt Johnson), un antiguo amigo muy especial, con el que enseguida reestablece su íntima conexión de confidente y best friend. Pero Mara, a medida que pasa más tiempo con él, comienza a vivirlo con mala conciencia, y la prueba es que jamás le habla a su marido de Matt. La prueba decisiva vendrá cuando un concierto imprevisto impedirá a Samir acompañar a su mujer a Ithaca (Nueva York) y Mara deba buscarse otro acompañante que pueda turnarse para conducir su coche.
El director canadiense Kazik Radwanski cuenta con una filmografía centrada en las complejidades de la psicología de personajes en conflicto consigo mismos. Además trata siempre de ofrecer un estilo muy personal de lenguaje cinematográfico, poniendo casi siempre la cámara muy cerca de los actores. En Matt y Mara da continuidad a su obra, centrándose en esta ocasión en la relación matrimonial, que retrata perfectamente con todos los acentos de las parejas posmodernas.
Los tres personajes del film son buenas personas, honestos profesionales y generosos en sus relaciones. Pero sus relaciones amorosas están atravesadas de una imponente fragilidad, al no estar edificadas sobre roca, sino sobre esas arenas pantanosas del mero sentimiento. El espectador sufre con todos los personajes, especialmente con Mara, y se pregunta: ¿qué le une verdaderamente a su marido? ¿Qué le une a Matt? ¿En qué consisten sus proyectos vitales? La película ofrece las mismas respuestas que la sociedad. Ninguna. Matt y Mara nadan como pueden en un mar de confusión, ambigüedad e imprecisión. Como se deja caer en una conversación de Mara con un alumno, en el amor no hay nada racional. Hay que dejar los sentimientos correr a su aire como un potro desbocado.
En el film no hay nada de cinismo o ironía escéptica. Se retrata con autenticidad la inautenticidad. Por ello el final es un final feliz con letra minúscula, la película se cierra solo momentáneamente, temporalmente, hasta que alguien vuelva a recaer en la enfermedad del sentimentalismo.
La atmósfera del film recuerda a Woody Allen, por el tono intelectual de personajes y conversaciones. Pero también evoca a Eric Rohmer, con esa cotidianidad de las relaciones, pero sin el trasfondo ético del cineasta francés. Más de lejos se pueden encontrar ecos de Bergman cuando retrata la angustia de las relaciones de pareja. Pese a beber de todos ellos, Kazik Radwanski tiene su estilo propio y su marca personal. Una de estas marcas es la actriz Deragh Campbell, con la que ya ha hecho varios de sus últimos largometrajes, y que ofrece un potente registro interpretativo que tiene un aire a la actriz francesa Isabelle Huppert. Una película que deja pensando al espectador.