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Open Range, película de Kevin Costner (2003)

Robert Duvall y Kevin Costner, en Open Range

Cine

Los wésterns de Kevin Costner: las películas del Oeste con las que triunfó... y fracasó

El actor y director ha dedicado al género toda su vida, siendo Bailando con lobos y la serie Yellowstone sus mayores éxitos

No fue el mejor actor de su generación. Es más, durante los años 80 se alababa su porte elegante y distinguido, pero tanto en Revenge, como en Campo de sueños o No hay salida, muchos cuestionaban su calidad interpretativa. Los mismos que pensaban que Kevin Costner era un niño bonito más, uno de esos que alumbra Hollywood a patadas y que dan al público una cinta generacional y algunos pelotazos de taquilla. Pero ya.

Y, sin embargo, su historia es mucho más interesante, es la del ave fénix que resurge de sus cenizas una y otra vez para hacer el cine que quiere, se lo financien o no.

Californiano nacido en 1955, Costner saltó a la fama a los treinta años cuando intervino en Silverado, un wéstern en el que daba vida al impulsivo y joven pistolero hermano del protagonista con quien se erigen, junto a otros dos tiradores legendarios, en una cuadrilla justiciera para restituir la ley y el orden en el pueblo de Silverado. La película obtuvo ganancias modestas, pero sirvió, sobre todo, para que Costner se enamorara de un género que ya nunca abandonaría.

En los siguientes cinco años, el actor cosechó un éxito tras otro hasta que en 1990 sorprendió al mundo entero al ponerse al frente de un proyecto absolutamente personal que protagonizó, produjo y dirigió: Bailando con lobos. La cinta fue rechazada por varios estudios que consideraban un riesgo comercial un wéstern de más de tres horas sobre un hombre solo que confraterniza con los indios que hablaban todo el rato su lengua nativa. Costner se puso detrás de la cámara porque todos los directores a los que se la ofreció querían «cortar cosas», como él mismo dijo, añadiendo: «para mí, el verdadero riesgo habría sido no hacerla». Y aunque él no fue el productor principal de la cinta, renunció a su sueldo de director y aportó tres millones de dólares de su propio dinero para poder terminarla. El resultado: 12 nominaciones a los Oscar, de los que se llevó siete incluyendo el de mejor película y director y una recaudación de 420 millones de dólares.

Después de aquello, Costner se convirtió en uno de los actores más rentables del mundo pues Robin Hood, príncipe de los ladrones, JFK: Caso abierto, El guardaespaldas o Un mundo perfecto recaudaron más de mil millones de dólares. Por eso, confiado, volvió al wéstern, pero sorprendentemente, Wyatt Earp fue un fracaso tremendo que no llegó ni a cubrir gastos.

Dirigida por Lawrence Kasdan, Costner se unió a Dennis Quaid y Gene Hackman en el reparto para dar vida al legendario marshal del famoso tiroteo de O.K. Corral y al que ya habían dado vida Henry Fonda y Burt Lancaster años atrás. La crítica fue tibia con la película porque, aunque monumental, es muy lenta para los códigos narrativos de los años 90. A él, además, le llovieron palos por todas partes hasta el punto de ser nominado al Razzie al peor actor. Sin embargo, tanto la cinta como su interpretación, han ido comprendiéndose mejor y hoy es una cinta alabadísima.

Pero la sombra de aquel fiasco fue alargada y sus posteriores trabajos de la década, Waterworld, Tin Cup o Mensaje en una botella, no lograron el rango de expectativas en que se movía el actor, por no hablar de que Trece días o Mensajero del futuro fueron completos fracasos.

Pero Costner, inasequible al desaliento, no decayó y en 2002 volvió a su género favorito con Open Range. Dirigida por él mismo y protagonizada junto a un inmenso Robert Duvall, la cinta cuenta la odisea de dos conductores de ganado que pasan de una vida pacífica a empuñar de nuevo las armas. De nuevo, como actor y director, Costner estuvo brillante y de nuevo su filme no se comprendió pues su tono pausado limitó su atractivo para el gran público.

Durante los años siguientes el actor se dejó ver menos en pantalla, aunque aún haría divertidas comedias y algunos taquillazos que le interesaban, sobre todo, para volver a la producción. Sobre ello diría: «Soy de los pocos que se gasta su propio dinero en producir las películas que me gustan». Y así es cómo, en 2018, se puso al frente de la serie de televisión Yellowstone, un neo wéstern dramático centrado en el rancho de la familia Dutton a cuyo patriarca él interpreta. La producción se considera un fenómeno masivo de streaming y un éxito rotundo dada su temática que mezcla elementos clásicos del wéstern como la tierra, el legado y la familia, con la violencia y la corrupción moderna. Y el papel de Costner, complejo, moralmente ambiguo y fuerte, fue clave para el tono y el éxito de la producción. No en vano, en 2022 se llevó el Globo de Oro al mejor actor en un drama ante una inmensa ovación de sus colegas de profesión.

Aunque no fue más inmensa que la mega ovación que Kevin Costner recibió en el Festival de Cine de Cannes de 2024 donde proyectó su trabajo más personal, Horizon: An American Saga, un ambicioso wéstern épico concebido como una saga de cuatro películas de la que se han estrenado ya dos y que, tras verse en el famoso festival, le valió una ovación en pie de más de 7 minutos mientras el cineasta de casi 70 años rompía en lágrimas.

Aquella validación artística subrayó, no sólo su valor como director y productor, sino su ambición como un creador total capaz de sacar adelante sus películas cueste lo que cueste. Por eso Horizon, esta epopeya fascinante sobre el lejano oeste, será el glorioso testamento vital de un hombre enamorado de los viejos vaqueros que construyeron América.

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