Pablo e Isabel Lozano
Entrevista
Isabel Lozano, ganadera: «Yo soy taurina para bien y para mal»
La heredera de la histórica ganadería de Alcurrucén habla de su legado familiar y cultural a propósito de la exclusión de los toros de las ayudas del Gobierno
Isabel Lozano, periodista, nieta del torero, apoderado, empresario y ganadero Pablo Lozano, hija del torero y ganadero Fernando Lozano, sobrina de toreros y ganaderos (también apoderados y empresarios taurinos), «joven taurina», como ella se define, y heredera de la ganadería de Alcurrucén atiende a El Debate con serenidad inusitada, aunque la pasión, cómo no, bienvenida, se siente y se acaba imponiendo. Ella es el ejemplo de una juventud silenciada y de un mundo en el punto de mira por muchas razones. La última la exclusión de la tauromaquia del bono cultural del gobierno de Pedro Sánchez, que atenta contra el legado familiar y cultural que nuestra entrevistada considera una parte principal e imprescindible de la Historia de España.
-¿Qué te parece que el gobierno haya dejado los toros fuera del bono cultural para jóvenes?
-Bueno, en primer lugar, no creo que la cultura de España se vaya a salvar o a proteger con medidas como esta. Pero me parece intolerable. No se puede permitir bajo ningún concepto que se nos meta en un saco ideológico por los gustos que tiene un Gobierno. No puede ser que el tema taurino sea siempre una insinuación de lo que no se debe consumir. Aprovechar cualquier excusa para meterse con el mundo del toro no se puede tolerar. Están condicionando los gustos y aficiones de los jóvenes intentando amarrar votos para las próximas elecciones, pero los toros son apolíticos, no pueden estar dirigidos por los políticos.
-¿Sientes que hay una persecución?
Claro que sí. Yo respeto a los que les gustan los videojuegos y se quieren gastar el dinero en ellos, pero quiero que se me tenga el mismo respeto si quiero ir a los toros. Es una cuestión de gustos y libertades. Y es una forma de vida. Hay mucha gente que vive de este mundo. Desde los taquilladores, los almohadilleros, monosabios, mulilleros, toreros o ganaderos, hasta los vendedores ambulantes que ponen sus puestos en los alrededores de las plazas.
-Dijo Victorino Martín que siempre que se habla de cultura se pone la mirada en la tauromaquia como un indicador de lo que no es cultura.
-La cultura del mundo del toro es histórica y universal. Que se lo pregunten a Picasso, a Hemingway, a Orson Welles y a cientos de intelectuales del pasado y del presente.
-Se te ve afectada.
-Es que es indignante este linchamiento. Yo invito a todos a que conozcan este mundo con la mirada limpia y no envenenada por los sesgos y la ideología.
-¿Qué labor realizas dentro de la ganadería de Alcurrucén?
-Yo estoy aprendiendo de mis mayores. Vengo de una familia taurina. Mi abuelo, que en paz descanse, fue torero y ganadero, como sus hermanos, José Luis y Eduardo. Mi padre es torero y ganadero. Hay que enfocarlo desde la parte pasional, lo que se siente. Estoy al cargo de la parte de comunicación. En la sombra, aprendiendo, de momento.
Los Lozano junto a César Rincón, Espartaco, Caballero y Eugenio de Mora
-¿Cómo ves el futuro a corto y medio plazo de la Fiesta?
-Hay mucha gente joven que quiere, que queremos, seguir en esto. Es nuestro legado familiar y cultural que tiene que perdurar. Si no, no existimos. Hay una guerra de valores. Es la marca España. España está mal vista. Todo lo que sea cultura o tradición lo quieren destruir. Ojalá los toros no estuvieran tan perseguidos. Quizá haya que aguantar esto uno o dos años... Quieren destruir nuestra forma de vivir y de pensar. Se llama toros, pero es mucho más grande. Abarca mucho. Todo eso y no sólo las pequeñas cosas, lo que cualquiera puede ver, es lo que nos define.
-¿La libertad?
-Es la libertad frente a quien pretende cambiar el mundo desde la superficie. Yo me siento libre, pese a todo. Yo siempre he hablado de toros con mucho orgullo. Yo soy taurina para bien y para mal. Yo respeto a quien no le gustan los toros, pero que también me respeten a mí. A lo mejor yo sé todo lo que hay detrás de que un toro llegue a una plaza. Eso no lo cuentan los que quieren acabar con esto, probablemente porque no lo saben. Y eso es casi lo peor, el sectarismo y la ignorancia que hoy se extienden en muchos ámbitos de la vida, aparte de que se nos va un pedazo de la Historia de España. Mi familia ha tenido vinculación con toda clase de políticos, de todas las ideologías, y no pasaba nada. Y ahora de repente sí. La sensación es que nos quieren aniquilar con toda clase de obstáculos. Estamos perseguidos como los cristianos de las catacumbas.
-¿Hay una corriente social antitaurina?
-Yo diría que es algo de lobby. Es una cuestión de arriba. Y están metiéndose en terrenos complicados porque están tocando la fibra sensible de la gente taurina. Hace años hubo una gran manifestación en Valencia. De todas las partes de España llegó la gente para decir «yo soy taurino». Esto es cultura, esto se tiene que respetar. Estamos huérfanos en este sentido.
-¿De dónde viene el nombre de Alcurrucén?
-Alcurrucén era el nombre de la primera finca que compra mi familia cuando se deciden a ser ganaderos. Mi familia siempre ha estado ligada al campo, desde mis tatarabuelos. Mi bisabuelo era veterinario. Mi abuelo empezó con el toro porque quería ser torero y ganadero. La vacada primera de Carlos Núñez llegó a esa primera finca que se llama Alcurrucén.
La gente se tiene que manifestar. No podemos estar perseguidos
-Los cristianos se escondían en las catacumbas.
-No les quedaba más remedio. Pero hoy la gente se tiene que manifestar. No podemos estar perseguidos. Están atentando contra los principios de un pueblo y de una nación. Hace poco entrevisté a Ignacio Ruiz Quintano. Le pregunté qué pasa con España y respondió que hay una pérdida de identidad que asusta. España siempre ha tenido personalidad, pero ahora brilla por su ausencia. Decía que es como si en China desapareciera el pato laqueado, o aquí el cordero lechal. Antes, por donde hablaras, España era personalidad. Veías a un torero español y decías: «Ese es un torero español». Los españoles siempre hemos sido así, muy reconocibles. En el extranjero la gente miraba a Curro Romero, a De Paula o Dominguín y cómo hablaban con orgullo de España. Así nos veían a los españoles.
-¿Ya no?
-Todo el mundo está muy sensible, pero sólo se quedan con pildoritas en vez de con lo que existe desde que existe el mundo. Son muchos años de Historia. Cuadros, libros, hay una enorme riqueza cultural. ¿Qué pasa, que ya no existe? ¿Tampoco existe Lorca? ¿Y Chaves Nogales, que escribió un gran libro sobre Belmonte? Eran republicanos. Que me expliquen por qué ellos no podrían encajar en esta sociedad.
-¿Qué se puede hacer?
-Por lo menos vamos a chillar. No permitir esta persecución. Estamos saliendo de una pandemia. La gente tiene problemas de verdad. La tauromaquia no es un problema. Que nos dejen en paz. Los toros no tienen que ser nada. Ni cuña, ni noticia.
-En sentido negativo.
-Claro. Además, es que es muy grande el impacto económico de un festejo taurino. Que de eso no se habla. Lo digo de memoria, pero creo que el cine supone un 1,3% del PIB y los toros son mucho más. Vamos a hablar las cosas. No solo el cine es cultura. Hasta el mismo Pedro Sánchez estuvo a punto de mencionar los toros cuando anunció el bono cultural. Se notó que lo iba a decir, empezó a decirlo, pero se cortó. ¿Cómo pueden decir que no es cultura para no ofrecérselo a los jóvenes? Los toros son cultura. Es un arte, un rito, una danza, un lienzo…